viernes, 9 de diciembre de 2011

Golden Party

Hace un par de meses, una amiga me invitó a través de facebook, a un evento llamado "Golden Party", yo sin saber de lo que se trataba le dije: "no, mira, yo a eso no le hago, francamente u_U"

Después me enteré que se trataba de una reunión en la casa de su cuñada, en la que uno podía llevar artículos de oro y plata que no le interesara conservar y que lo pagaban a MUY buen precio, el asunto me siguió pareciendo sospechosón aunque tentador, pero en aquel entonces, pasé de largo.
Luego, en un viaje al DF, unos amigos me contaron que ya en un par de ocasiones, ellos habían sido anfitriones de este tipo de eventos y me dieron más detalles de como funcionaba la cosa, que el pago era en efectivo y que podías deshacerte de todas las cadenitas que uno tiene hechas bolita en el alhajero de cristal que te dieron en tus quinciaños y al que ni por error te asomas siquiera.

El asunto despertó mi interés todavía más en la víspera de mi mudanza al extranjero, en la cual hemos decidido vender TODO menos lo puesto, así que de regreso a Aguascalientes le pregunté a la amiga que me había invitado a la fiesta anterior, si había alguna próxima a realizarse y me dijo: sí! Mañana!

Rápidamente junté la bola de cadenitas de la que ya no se sabe donde empieza una y acaba la otra, crucecitas, anillitos, la típica placa con tu nombre en letra gótica que te regaló la Vecina Carmelita en tus quince y jamás la usas para no parecer Snoop Dog (o como se llame), los aretes sin par, etc etc y allá fui!

Para empezar, no quise ir sola, el evento se anunciaba en facebook de manera pública pero la casa de la anfitriona está en uno de los lugares más ultranice del pueblo y no quería yo llegar y violar cuanta ley de etiqueta social se ha establecido, empezando por llegar en vocho, así que le pedí a mi amiga que es más nice, que me acompañara y me guiara por el camino de la crema y nata de la sociedad hidrocálida, y accedió.

Por fin llegamos a la casa de la anfitriona que nos recibió muy amablemente ofreciendo agua o refresquito, yo, como era de esperarse, miré fijamente a mi amiga pa' ver que hacía ella y repetirlo yo, dijo: agua, dije: agua (no vaya siendo que sea poco chic pedir coca lait).

Total que me apuntaron en una libretita, detrás de nosotros llegó otra señora y luego dos más, toooodas se conocían entre ellas y usaban sobrenombres como "Yayis", "Nena", "Bibi", "Cuqui" y otros por el estilo, a mi me presentaban como "la amiga de...".

Llegó mi turno, me pasaron a la cocina que es donde de forma privada, se llevaban a cabo las operaciones de compra venta. Un señor con un maletinsote con dinero en efectivo (de esos que solo se ven en las películas de mafia siciliana) y otro más joven con todos los instrumentos necesarios para ver si tu oro es deveras oro o en algún momento de tu vida, alguien te chamaqueó.

Abrí mi cajita de baratijas y enseguida me curé en salud diciendo: "seguramente hay algunas cosas de chapa, ahi sepan disculpar que no sé ni maiz de joyería", me dijeron, no se preocupe, y empezaron a revisar pieza por pieza... le echaban ácido, lo lijaban, lo raspaban en una piedrita, lo veían de cerca, de lejos, de todo le hacían, al principio traté de sacar plática y decía: "esa debe de ser de chapa, mire nomás toda amarillota", y me decían, "no, esta sí es de oro", y luego: "ese anillo segurito es de oro, me lo dio un novio que me adoraba", "no Señora, este si es chapa" ...(maldito) y así fue que opté por observar calladita el resto del proceso, lo que resultaba ser chapa, el muchacho lo aventaba con desdén de regreso a la cajita y yo volteaba para otro lado.

Una vez separado lo bueno de lo chafa, el especialista se dedicaba a pesar todo, marcando su kilataje y le pasaba un papelito al del maletinsote, que introducía los datos a la computadora, mientras el más joven guardaba mis ex-pertenencias en diferentes bolsas y yo pensaba: "ps ya con 2mil varos que me den, valió la pena la vueltota".

El señor del maletinsote terminó su tecleo y me dijo: son 6,600 pesos, tomó el dinero en efectivo, me lo dio y pidió que lo contara. No lo podía creer!! De verdad eran pedacillos ahi de oro que en la vida iba a usar y que ahora me caía de perlas transformar en efectivo.

Salí de la cocina/despacho, tratando de dismular mi sonrisota porque seguramente también es poco chic alegrarte de que te den poco más de 6,000 pesos... a menos que seas Cordero y pienses que ya con eso sacaste para todos los gastos del mes.

Mi amiga se despedía de la concurrencia y yo quería salir corriendo de ahí:

1. Porque no puedo creer que esos eventos los hagan públicos, me daba pavor que la cosa fuera ilegal y nos cayera un operativo! xD ...o que fuera legal y nos cayeran unos rateros o_O

2. Porque quería brincar de gusto sin guardar las formas.

3. Porque tenía que ir a gastarlo de inmediato ¬¬

De regreso a la casa de mi amiga, me dijo que lo pagan apenas un poquito más caro que en los localitos esos de de "Compra-Venta" de oro y plata, pero que obviamente a muchas señoras les daba pena que las vieran entrar a uno de esos, y el sistema este de las "Golden Party" les da la ocasión ideal, de transformar un "Necesito lana, voy a vender todas las chucherías que no uso." en un "Aprovechemos para saludar a las Corcuera y vender algo de oro solo por diversión".

Confieso que todo el proceso me sigue despertando sospechosismo ¬¬ Pero en la red hay bastante información al respecto y al parecer es una práctica que se hace cada día más común, entre lo que leí, rescato la que creo que es la más prudente de las recomendaciones.

NO hagan las invitaciones públicas, es exponerse sin sentido.

Así que ya saben, si no quieren oro ni quieren plata y ya lo que quieren es romper la piñata, pregunten a su amiga nice de confianza y seguramente les podrá decir en donde es la siguiente "Golden Party" ;)

domingo, 18 de septiembre de 2011

Porque todos tienen una Tía Teresita

Tengo una familia, además de pequeña... muy desparramada, muchos primos que hace años no veo, algunos que ni conozco y otros cuantos que me tienen que presentar una y otra vez porque no los recuerdo.

Jamás fue tradición para mi eso de ir a misa los domingos y luego a comer con los abuelos y ciertamente no tenía a mi alrededor en el día a día, más cómplices que mis hermanos y unos vecinos de vez en cuando.


Mi infancia, sin embargo, se encuentra aderezada con buenos recuerdos, la mayoría ligados a la familia paterna que tengo en Guadalajara, un poco por afinidad y un mucho por cercanía, son la familia con la que más momentos he compartido, a pesar de la misantropía que demostré desde mis años mozos y que todo mundo advirtió como caso raro en una familia en la que todo gira alrededor de convivir y compartir.


La matriarca de esa familia es mi Tía Teresa... a la que nunca le decimos Teresa, le decimos "Tía Tere", conocida por muchos como la "Maestra Tere" y ahora aclamada por sus nietos como "Abi Tere", pero es la misma, la que tiene siempre pa' todos, poseedora de un increíble carisma y una forma inagotable y casi artística de dar sin esperar nada a cambio pero sin tintes de mártir.

La casa de mi Tía Tere está siempre llena de gente que viene y que va, esa casa, sin ser enorme, ha sido de todo para todos: salón de fiestas, asilo, refugio, hospital, hostal y hasta restaurante, y ha sido al mismo tiempo para todos, un hogar.

Todos sabemos lo que le duele a esa casa, los sitios donde enmedio del barullo puede encontrarse algo de paz y que siempre SIEMPRE hay algo que comer.

Pocas veces he visto a la Tía Tere sentada, como no sea al final del día, está siempre andando de aquí para allá con un plato en la mano y diciendo cosas como: "yo voy comiendo con el que va llegando" o "me sobra guisado y voy por otra tortilla, me sobra tortilla y voy por más guisado", siempre con una sonrisota de campeonato. Puede todavía adivinarse en su voz el acento jarocho, a pesar de los años.

Cada vez que llego a su casa, hay alguien sentado en la sala e invariablemente, después de recibirme con un abrazo, me presenta diciendo: "esta es la hija más chica de Yando"

Mi tía Tere es la prueba viviente de que el karma existe, cuando salimos por allí (ahora hace mucho que no salgo con ella) le ceden el asiento, la dejan pasar, se ofrecen a ayudarla, es como si la bondad se le saliera por los poros y la gente se viera obligada a corresponderle.

Es también distraída hasta las cachas, rasgo usual en los Valladares, aún más notorio en las mujeres, siempre es motivo de risa... bueno, algunas veces de susto y preocupación pero siempre, como casi todo lo demás, acaba por convertirse en una carcajada.

Con la tía Tere me pasa lo que con mis maestros de la secundaria (quizás porque ella era Maestra, también), pasan y pasan los años y yo la veo como siempre, como si no hubiera en mi memoria un recuerdo de una Tere diferente, la veo, en todo caso, algo mejor.

De donde sale toda esa energía? Todo ese impulso, esa vida, ese buen humor... creo que todos nos lo preguntamos... creo que ni ella lo sabe y eso la hace más adorable.

Como ocurre en otros casos con la gente que amo, quizás no se lo he dicho lo suficiente, sirva este texto como un sentido aunque chiquito homenaje a la gran persona que es, un reconocimiento a toda su entrega y una celebración por tenerla en mi vida.

Hace casi 80 años que ella nació, y en su época, el nombre era algo común (bah, lo sigue siendo ahora) y prácticamente en cada familia hay una Teresa que en algún momento llega a ser Tía de alguien. Cuando digo de broma "porque todos tienen una Tía Teresita" más de uno se ríe confirmando la hipótesis.

Me gusta pensar también, que en cada familia hay una Tía o Tío entrañable, que regala hermosos recuerdos a la infancia y aporta importantes lecciones durante la vida, aunque eso claro, no podría asegurarlo.

Quien sabe si todos tengan una Tía Teresita, ojalá tuvieran una... una como la mía.

domingo, 28 de agosto de 2011

Siempre...



Hace días, semanas tal vez, que tengo escrito por completo este post en mi mente, y sin embargo, cada vez que llego hasta acá a escribirlo, las palabras que consigo plasmar no acaban de expresar lo que tengo en el corazón cada vez que siento la necesidad de hablar de lo que mi mudanza a Uruguay significa en mi vida en este momento, de lo que dejar mi país significa para mi, justo ahora.



Los motivos para irme son muy personales y no es esta la forma ni el espacio para compartirlos, los saben quienes deben saberlo. Y los amigos que deseen conocerlos, no tienen mas que preguntarme y yo se los diré.


Contrario a lo que muchos puedan pensar, la decisión no tiene que ver, al menos no de manera estricta, con la inseguridad que se vive en el país, eso podría asegurar, aunque suene duro, es circunstancial, no un motivo para alejarme.


Es Uruguay un país al que amo, al que admiro, al que hace mucho otorgué ya un pedacito de mi corazón, es también la otra patria de mi hija, una patria que quiero que viva, conozca y disfrute, tanto como lo ha hecho con México, aún a su corta edad.


Y sin embargo, cada día encuentro algo más que extrañar... la lista es eterna, va desde las papas sin marca, hasta los amigos más entrañables y por supuesto, mi familia de origen. Antes he aceptado aquí que jamás he sido la hija modelo, ni la prima, tía o hermana modelo, para tal caso. En cuanto a ser la mejor amiga... pues mucho me temo que tampoco.


Contrario a lo que muchos perciben o elaboran con base en mi forma de relacionarme con otros, me cuesta trabajo hacerlo a profundidad, me gusta, sí, conversar, compartir y llevo muy adentro en mi corazón a tantas personas, muchas de las cuales quizás ni lo sospechan, sería difícil adivinarlo puesto que nunca he sido lo suficientemente expresiva o elocuente.


Trato de estar cerca y al tanto de quien me importa y de que sepan que cuentan conmigo, no siempre soy exitosa en ese intento, pero sé que es valioso para quienes lo han advertido.


Tampoco he sido nunca la mejor de las anfitrionas... ni la más distinguida invitada, y de todo esto que ahora me atrevo a confesar, quizás lo único que pudiera considerarse inconfesable, es que no me arrepiento de ello.


Por favor no consideren esto una postura arrogante, muchas veces he tratado de transgredir lo que soy, mi esencia, para ser más cordial. Sin embargo, son las personas que a pesar de todas mis fallas han aprendido a quererme (que no a aguantarme todo) las que están ya en mi historia para siempre, las que dejaron una huella imborrable en mi corazón y que por supuesto podrán seguir contando conmigo, aún a la distancia, de la forma en la que sea posible.


Esas personas... llámense amigos o familiares, o mejor aún, aquellos en los que la linea entre uno y otro ya no se distingue, no necesitan que les nombre aquí, lo sabrán en cuanto lo lean.


En cuanto a mi México, mi país entero, mi patria misma... me duele tanto dejarlo así, y aunque una parte de mi se pregunta de qué valdría la ínfima diferencia que una de sus ciudadanas consiguiera con sus acciones, otra me reclama, me acusa de abandono y me exige explicaciones.


A mi, que muchas veces (sí, lo acepto) critiqué que alguien que por cualquiera que fuera la razón no vive en México siquiera opinara de nuestra economía, educación, salud, seguridad o lo que fuere, ahora me tocará estar en sus zapatos y hacer... lo que sea que como ciudadana de México que siempre seré, me toque hacer. Desde mi trinchera, sin importar en donde esté, y que me llamen como deban llamarme, y que piensen lo que quieran pensar, siempre estaré aquí, siempre regresando.


No estoy ahora en posición de apostarle a nada, como puede ser que dentro de seis meses Uruguay me deporte señalándome como persona non grata, puede ser que no pueda pisar suelo mexicano sino hasta un año después, o varios más, o nunca, eso, como muchas cosas que nos son trascendentes en la vida, no puedo saberlo ahora.


Una de las cosas de las que puedo sentirme orgullosa es mi capacidad de amar apasionadamente, lo que me obliga a desprenderme de pedacitos de mi corazón aquí y allá, y cada desprendimiento duele hasta el fondo del alma y son ellos los que escriben mi historia.


Mientras tanto, haré lo mejor que pueda hacer por mi familia, por mi entorno, por mi país, ahora desde aquí, más tarde desde allá, siempre desde donde sea que esté, siempre. Yo que tanto renegué de los absolutos, me encuentro llenando este espacio de nuncas y siempres que deseo cumplir con todo mi ser.


Pronto seré una ciudadana Uruguaya, pero jamás dejaré de ser Mexicana, y cada trozo de patria que me ha tocado recibir, vivir, disfrutar o llorar, estará siempre conmigo, como cada uno de los que amo.


Sabe Dios en donde estaré cuando exhale mi último aliento, sólo espero que mis cenizas regresen aquí, a mi amado México, y mi epitafio diga: "El destino me escupió pa'l sur, pero soy una necia y aquí estoy, siempre volviendo."

viernes, 5 de agosto de 2011

Aprender a pedir...


Por allá por 2003, trabajaba yo en el área de Desarrollo Organizacional de una empresa transnacional y mi entonces jefe, a quien yo conocí algunos años antes... muchos años antes, como instructor de aquellos famosos cursos titulados "Capacitando al Capacitador", me enseñó un par de buenas lecciones que me servirían para siempre no solo en mi vida profesional, sino también personal.

Yo había trabajado ya con grandes personas de quienes aprendí mucho, sin embargo, cada forma de trabajar es diferente y la dinámica en el equipo de Nacim (mi jefe) era otra.


De las lecciones que le aprendí hoy quiero platicarles de una, no por ser la más importante sino porque es la que viene al caso (ya les contaré las otras).

Siempre he tenido como objetivo realizar los trabajos que me son encomendados en tiempo y forma sobresaliente, sobra decir que no siempre lo consigo, y en aquel entonces yo estaba a cargo de la comunicación interna de aquella empresa que era además la más grande en la que yo había colaborado.

Se me ocurrió la brillante idea de cambiar todas las gráficas de productividad del muro de la planta porque las actuales (y esto es cierto) no eran fáciles de entender y entonces los diferentes equipos de operarios las veían y no les quedaba claro si iban o venían en el ranking de productividad.

Dicho lo cual, hice mi propuesta, me dijeron que sí y me di a la tarea de recabar información, misma que nomás no me daban, los Ingenieros siempre estaban demasiado ocupados para soltarme la dichosa gráfica, el proyecto se fue atrasando y mi frustración fue aumentando.

Un buen día, como era de esperarse, mi Jefe me preguntó como iba el asunto de las gráficas, y yo me fui como hilo de media con una perorata de media hora explicándole mis terribles problemas para conseguir la información.

Cuando terminé de hablar, me dijo: "se lo pediste al Director de Ingeniería?", respondí que no, los ingenieros estaban muy ocupados, si ellos no me pelaban, el director, menos.

Entonces me dijo: "ok... y que tal pedirme a mi que se lo pida al Director?", respondí que no porque YO era la responsable del proyecto y tenía que entregarlo y etc etc etc. Mi discurso continuaba cuando Nacim me detuvo y me dijo: "quien es verdaderamente eficiente, sabe reconocer sus límites, levantar la mano y pedir ayuda, si no sabes pedir, nunca vas a lograr tus objetivos".

Acto seguido le marcamos al Director de Ingeniería, le explicamos la situación y para la tarde de ese mismo día, yo tenía todas las gráficas en mi poder.

Aprender a pedir... yo tenía entonces una idea muy diferente de la eficacia y de la eficiencia! Pensaba que eficiente era aquel que hacía todito todo sin preguntar nada ni molestar a sus superiores, que se hacía bolas para sacar adelante como fuera, la tarea impuesta, pero el dicho de Nacim tenía mucha lógica, aceptar las propias limitaciones no es rendirse, es realizar un diagnóstico y tomar una decisión de a quien recurrir o hacia donde dirigirte para lograr el objetivo a como de lugar.

No somos todólogos ni omnipotentes, y en la medida que lo aceptemos y nos alleguemos de personas que cuenten con el talento y actitud necesarios para completar una tarea, estaremos más cerca de nuestros objetivos.

Decía yo que esto se aplica también en la vida personal, más de una vez me ha ocurrido que me quedo sin batería en el celular, que para el cumplimiento de mi trabajo actual, me es indispensable, siempre paso un rato como loca buscando enchufes por aquí y por allá, lo cierto es, que cuando no hay ninguno a la vista, en lugar de perder más tiempo buscando y sufrir una embolia, me acerco a una tiendita, puesto o cualquier lugar semejante que a todas luces cuente con energía eléctrica y les pido que me permitan conectar el cargador.

Seguramente me han dicho que no varias veces, aunque ahora no puedo recordar una con exactitud! Pero así me he contectado desde puestos de papas hasta librerías en todo lugar imaginable, a veces me piden unos diez pesos, a veces me entregan cargador y celular con una sonrisa y me dicen que no es nada y a veces yo misma compro algo, en prueba de agradecimiento.

Apenas el lunes de esta semana, regresaba a casa con mi hija y el coche se detuvo apenas cruzar un semáforo, como pude logré orillarlo y estuve varios minutos tratando de encenderlo hasta que terminé por ahogarlo y me resigné a dejarlo ahí, tomar un taxi a casa y más tarde regresar por él con un mecánico.

Estaba ya pidiéndole a mi hija que agarrara sus chivas y se bajara cuando apareció una persona a decirme: "con un puchón prende"... pues, por qué no intentarlo? Mientras empujaba el coche, apareció de no sé donde otro señor a apoyar la misión imposible, pero no funcionó. Les di las gracias y ellos con cara: "tssss, que gacho" se despidieron.

Ahora sola, con la Pulga al volante, me puse a empujar el coche para orillarlo y que quedara mejor estacionado, otro señor salió de no sé donde y me dijo, "súbase al carrito, yo empujo".

Cuando el coche quedó en su lugar, el Señor abrió la cajuela y me enseñó una banda hecha pedazos, diciendo "no Señito, pos cuando iba a prender?, ire, acá hay una refaccionaria" (señalando la esquina). Le pedí a mi hija que bajara del coche y fuimos con la banda hecha trizas a pedir una a la refaccionaria (que afortunadamente aceptaba tarjeta porque yo traía treinta pesos en moneditas).

"Ah sí, aquí la tengo..." dijo el encargado (que más tarde otros se encargaron de identificar como "El Papotas"), que caminaba más lento de lo que hablaba, si esto es posible.

Pues bien, el Papotas regresó con la banda y la puso sobre el mostrador "aquí tiene" y yo le pregunté, si él podía colocarla "no Seño, yo no soy mecánico" pfffff!!! y 'ora?. Bueno, ya salía yo de la refaccionaria con la banda nueva en la mano y sin tener idea de qué hacer con ella y para qué diantres la había comprado entonces, en esas estaba cuando escuché al Papotas decir: "ire Seño, este sí es mecánico!"

Le pregunté al Mecánico si podía poner la banda, me dijo que sí, de paso le ajustó no sé que cosa, le cambió "la cuñita" y le puso una tuerca nueva. La Pulga pasó el rato muy feliz de asistente de mecánico, le pasaba lo que iba necesitando y acabó con las manillas negras y una mancha en la cara de la cual estaba muy orgullosa.

Cuando por fin estuvo listo, regresé al mostrador a pagar lo que el mecánico había estado pidiendo, fueron ochenta pesos. Luego le dije al Mecánico que sólo traía treinta pesos en efectivo, pero que si iba a comprar algo, lo pagaba yo con la tarjeta y ahí quedábamos tablas. Lo pensó un momentito y me dijo: "naaaaah, así está bien, que mala suerte que se le quedó el coche, pero qué buena suerte que se le quedó aquí".

Al tratar de encender el coche, la batería se había agotado y allá fueron otra vez, el mecánico, el Papotas y un muchacho que no sé de donde salió, a empujarlo.

Cuando prendió, hubo una sensación de triunfo, me pareció escuchar en mi cabeza "We are the champions" de Queen, mientras mi hija y yo nos despedíamos sacando la mano por la ventana.

Retomando el camino a casa, nos reíamos ya de todas las peripecias y de la forma, un tanto extraña, en que las cosas se habían resuelto. Si no nos hubiéramos aceptado la ayuda de quienes la ofrecieron, no hubiéramos dado con el Papotas, si no le hubiera pedido al Papotas que pusiera la banda, él no me hubiera dicho que se lo pidiera al mecánico, en fin, fue una serie de eventos afortunados.

Entonces recordé a Nacim, sus palabras y sus consejos, la importancia de aceptar las limitaciones en pos de lograr un objetivo, de como la persona más eficiente debe aprender a pedir y también, aunque no lo parezca, aprender a recibir.

Dar es muy satisfactorio, pedir es necesario y recibir, indispensable.

domingo, 17 de julio de 2011

La vida inútil...


Tengo ya un par de meses sin escribir y no porque no tenga nada que contar, sino porque a veces, como ahora, el tiempo pasa sin que las condiciones estén dadas para regresar por acá, a este rincón que adoro.

Recuerdo haber leído por ahí que el escritor escribe y escribe varias horas al día, tal como el atleta entrena, pero yo, claro, no soy una escritora, así que vengo de “cuando en vez” a aventar algunas letras por acá, más por desahogo que por cumplir una misión.


Recuerdo cuando niña haber visto en la tele dos versiones de “La vida inútil de Pito Pérez”, una con Ignacio López Tarso y otra con Tin Tán, ambas me encantaban, jamás me cansé de verlas (aunque confieso que nunca leí el libro) y aún ahora, si me las topo por ahí, me quedo enganchada y me las chuto completas otra vez.

Un día mi Mamá me dijo: “no sé por qué te gusta tanto, si es la vida inútil de alguien, qué tiene de interesante?”. Justamente la entrada anterior a esta, hablaba de historias interesantes que merecen ser contadas, pero pensándolo a fondo, qué historia no lo es? Existirá una vida que no valga la pena conocer?

Por supuesto eran versiones muy distintas, pero contaban la misma historia: enredos, malos entendidos y el punto de vista simple y natural de un hombre más inocente que ignorante, esa filosofía de vida, propia de un niño que asombra por su sabiduría y certeza, y un escritor decidido a contarla.

Aprovecho este pequeñito espacio para agradecer a quienes de vez en cuando pasan por aquí a echar un vistazo, dejar un comentario y a veces hasta sentirse identificados con una de las anécdotas de las que aquí dejo constancia.

GRACIAS pues por asomarse, a esta, mi vida inútil J

viernes, 13 de mayo de 2011

No en vano tiene forma de corazón...


Hace unos días regresamos de un viaje a Uruguay, para visitar a la familia de mi esposo, y desde entonces he querido escribir al respecto sin mucha idea de por donde empezar, hay tanto que decir de aquel paisito, de su cultura, su historia y sobre todo de su gente. Su amor por el pasado, que algunos critican pero a mi me embelesa y un efecto similar tuvo en mi hija, es siempre algo que disfruto enormemente.


Debo confesar que mi interés por Uruguay empezó mucho antes que mi interés por mi ahora esposo, cuando ni siquiera conocía aquellos "pagos" como se dice por allá, pero conocía a Viglietti, Benedetti, Zitarrosa, este último con su inolvidable voz al mismo tiempo fuerte y melancólica, instando a los que se iban: "cuanti más lejos te vayas, más te tenés que acordar."

Muchos dejaron el País que amaban para vivir en el exilio al que los obligaba la dictadura que los oprimió de 1973 a 1985, la memoria de los presos y los desaparecidos, sigue viva... tanto como la tradición de tomar mate que es al mismo tiempo identidad y fue en aquellos entonces, la discreta protesta que les permitía compartir ideas.

Amo muchas cosas de Uruguay, pero siempre termino hablando de su gente, de las historias que en aquel País, geográficamente pequeño y de actitud discreta, trascienden a su gente, a su País y muchas veces al resto del mundo. Desde aquella historia de los supervivientes de los Andes, hasta la voz de Freddy Bessio o las pinturas de Torres García, el Tango y el Fútbol.

Mi esposo es de una ciudad pequeña llamada Minas, capital del Departamento de Lavalleja que apenas logra rebasar los sesenta mil habitantes y en las ocasiones que he visitado Uruguay, ha sido mi estancia, aunque de ahí prácticamente todo está cerca: Montevideo a dos horas, Punta del Este a una y Piriápolis a cuarenta minutos, rodeada de cerros y sierras que nunca terminan por conocerse.

Minas es un lugar de esos donde casi toda la gente se conoce al menos por alguna referencia, un lugar tranquilo que tiene su carnaval y su feria, su virgen y su procesión y ahí, en ese lugar chiquito y sereno, se encuentran tantas historias que merecen ser contadas que alguien podría pasar su vida sólo escribiendo de ellas.

El paseo por el centro, ir a la tienda de la vuelta o al asado con los amigos, tienen siempre una buena historia que los acompaña:

"Mira, esta casa que de atrás, que queda patio con patio con la de mis Papás, es donde creció el Loco Abreu, que es de acá, de Minas"

"En esa esquina vive Gustavo Trelles fue cuatro veces campeón mundial de Rally"

"Te conté que en esta habitación durmió Benedetti una vez que vino a un evento y terminó muy tarde?"

"El asado va a ser en lo de Aurora, sabías que su esposo, el Sapo, es nieto de Morosoli?"

Siempre estoy tentada a ir a tocar a la casa del Loco Abreu, a ver si me platican más o como no queriendo la cosa preguntarle al Sapo a medio asado: "y? qué se siente ser nieto de Morosoli? te escribió algún cuento? cuál de sus libros es tu favorito?" pero me da pena, me parece que entre ellos la grandeza es tan natural, que mis preguntas resultarían algo incómodas, así que me callo y agradezco la morcilla dulce que el Sapo acaba de poner sobre la mesa.

En la última semana que estuvimos por allá fuimos a visitar a una amiga de mi esposo, recordaban los buenos tiempos de su adolescencia, y luego pasamos al intercambio de fotos de los chamacos... de los gurises como dicen ellos, el mío tiene tantos años y ya hace tal cosa, pues la mía es así y asado y en eso un adolescente largo como jirafa salió de la habitación:

"Ah mira! Este es Santiago, saluda Santiago" ...y allá viene el pobre Santiago a besar desconocidos. Cuando salio de la habitación, la Mamá nos contó que tiene un grupo que se llama "Acorde Difícil" que hace cuatro años que tocan, que empezaron con covers de los Beatles y que la gente se sorprendía por lo jóvenes que son los integrantes de la banda y lo bien que tocan.

"Cuántos años tiene?" pregunté, "tiene 15, tocan juntos desde los 11, el otro día estaba muy contento porque abrieron un concierto de un grupo que se llama "No Te Va a Gustar", no sé si los conocen" respondió la orgullosa Mamá y creo que yo mantuve abierta la boca por los siguientes veinte segundos.

Saliendo de ahí le dije a mi esposo, No Te Va a Gustar está sonando bastante por allá! Le gusta mucho a Talita, hace poco tuiteaba sobre ellos: "Sí" dijo mi esposo "la ventaja de que Uruguay sea tan chiquito es que el que es bueno en algo, enseguida destaca" y nos reímos.

Otro día llegamos a casa de mis suegros y la abuela (abuela de mi marido y bisabuela de mi hija que cuenta ya con noventa y ocho años que no le han cobrado mucho a su memoria) estaba viendo en la tele una especie de programa unitario, de reojo vimos a la Mamá de tres de los mejores amigos de mi esposo quien extrañado preguntó: "esa es Graciela?!", "quién?!" preguntó Hada, mi suegra, desde la cocina. Mi esposo prendió el otro televisor y le dijo: "esa! Es Graciela Bentos!", "ah sí" contestó Hada, "está en un grupo de teatro y luego graban algunos capítulos y los pasan en televisión, no es el primero que hace".

Yo conocí a Graciela de un viaje anterior en el que fuimos a su casa, Cacho, su esposo, falleció hace un par de años y su partida fue una de las varias que mi esposo vivió a distancia y sé que lo sintió en el alma, al día siguiente de verla en la Tele fuimos a cenar a casa de Ramón, uno de sus hijos, y no pude evitar preguntarle hace cuanto que actúa su Mamá, porque aquel capítulo había estado muy bueno y su actuación excelente!

De alguna forma anticipaba la respuesta, la señora Graciela que ronda los setenta años de edad, después de que su esposo falleció y todos sus hijos se encontraban ya casados y formando su propia familia, decidió empezar a actuar y ahora sale en la tele: "ah! lo que mejor le sale es cuando hace de mala, es buenísima!" nos contaba su orgulloso hijo.

Podría, como dije antes, ir puerta por puerta, historia por historia y nunca terminar, empezando por la de mis suegros, Hada y Eolo que fueron Maestros durante la dictadura y se han mantenido siempre y pese a todo, fieles a sus ideales, compartiendo aquellas memorias de cuanto ocultaban discos "prohibidos" en la nevera para que si un día entraban los milicos, no los encontraran y los acusaran de comunistas.

Cuántos lugares así habrá en el mundo? cuántas historias dignas de ser contadas? Cuánta pasión por la vida, por hacer lo que se ama, por trascender para los suyos y casi sin quererlo trascender para el mundo.

Sin duda cada País y lugar tendrá sus historias y riquezas, yo me permito maravillarme de este conozco y que como bien dice Hada, no en vano tiene forma de corazón.

lunes, 11 de abril de 2011

Pase a la siguiente ventanilla...


Seguramente el solo título de esta entrada produce en usted, amable lector... muy probablemente miembro de mi familia, una sensación de empatía y solidaridad que lo invita a repetirse a sí mismo: "seeee, me ha pasado".

Y esta es en nuestro país como en muchos otros, por qué no decirlo, una historia demasiado contada, sin embargo! Al ser este mi blog y no responder sino a mi propio capricho y desahogo emocional, ahí les va de nuevo... y como dicen en mi rancho: el que avisa no es traidor, así que avisados están.

Todo empezó cuando surgieron planes en familia para viajar a Uruguay, entre las cotizaciones de vuelos, las fechas probables y el análisis de la viabilidad, decidimos que sí, que nos daremos un tiempito para escaparnos al otro lado del ecuador.


Lo primero que me vino a la mente fueron los pasaportes, ni el mío ni el de mi hija estaban vigentes puesto que la última vez que salimos del país fue en el 2005 así que había que renovarlos, en aquella oportunidad mi pasaporte estaba vigente y el único trámite que hicimos fue el de mi hija, el cual estuvo listo el mismo día en que fue tramitado, así que estábamos algo confiados, sin embargo, decidimos averiguar cuanto antes lo que se necesitaba para reponer ambos pasaportes, por aquello de no te entumas.

El coso fue hasta las oficinas de la SRE donde le dieron unos folletitos indicando los requisitos y proporcionando la página web y un número 01800 para programar una cita. Me sorprendió gratamente el hecho de que el nuevo procedimiento iniciara con programar una cita, pensé que aquello nos aseguraría ser atendidos prontamente y salir de ahí en menos de lo que puedes decir "Secretaría de Relaciones Exteriores".

Así que llena de falsas ilusiones y sueños guajiros, llamé y programé una cita para mi y otra para mi hija, apunté en mi agendita "miércoles 23 de marzo, 9:00 am" y empecé a reunir los documentos que se supone nos pedirían, con algo de desconfianza decidí incluir algunos otros que podrían hacer falta para el trámite y el día programado llegamos con puntualidad inglesa a preguntar en donde atendían a los que teníamos cita...

Aquí es donde empieza a romperse la ilusión y convertirse todo en el viacrucis al que estamos acostumbrados:

- Funcionaria: Tienen que ir a la oficina de la esquina para que revisen sus papeles.

-Yo: Ah muchas gracias, tenemos cita a las 9, nos atienden allá?

- Funcionaria: Es igual, ahí, ve la fila larga?, ahí les revisan sus papeles.

-Yo: Ahm, pero tengo cita.

-Funcionaria: Sí, en la fila por favor.

-Yo: Entonces la cita sirve pa' tres cosas

-Funcionaria: *asiente con algo de penita y me vuelve a indicar la fila*

-Yo: Bien, gracias *respiro hondo y nos dirigimos a la otra fila*

Esperamos aproximadamente 20 minutos en la fila, cuando llegamos a la ventanilla nos dijeron que las fotos de mi hija no servían, estaban "muy de lejos" pero nos daban todo ya sellado podíamos tomar otras fotos "a la vuelta" y continuar el trámite... de la cita ya ni hablamos, inexistente.

Nos entregaron las fotos de mi hija que salió con cara de cachorro encandilado y pasamos a la siguiente fila que era de hecho la primera en la que preguntamos.

- Funcionaria: Buenos días, ahora sí, me permite revisar sus papeles?

- Yo: Sí claro, aquí tiene... una pregunta, la otra fila no era para revisar mis papeles?

- Funcionaria: Sí.

-Yo: Y esta?

- Funcionaria: Para revisar sus papeles n_n

- Yo: Ah... este, ok... sí.

- Funcionaria: Tiene cita?

- Yo: o_O

- Funcionaria: Es que necesito que me de la clave que le dieron cuando llamó.

- Yo: Aaaaaah, o sea, la cita no sirve para nada pero ustedes tienen que comprobar que atendieron a los que teníamos cita, correcto?.

- Funcionaria (de nuevo con mirada de gatito de Shrek): sí :)

- Yo: Muy bien, aquí tiene.

- Funcionaria: Por favor fórmense ahí para que les revisen sus papeles n_n

- Yo: o_O ...ok

Pasamos a la siguiente fila, mi hija estaba feliz porque imprimió sus huellas digitales y le preguntaron si sabía firmar, dijo que sí y estampó su nombre en un papel, todo era risa y cierta sensación de "sí se pudo" hasta que una de las señoritas dijo: "y el pasaporte del Papá?"

- Yo: Ah es que aquí en el folleto, mire, aquí dice que como es extranjero, su documento migratorio es más que suficiente.

- Funcionaria: Aaaaaaaah pues no. Quién le dijo que estaba bien así?

- Yo: Las 2 personas que revisaron antes los documentos.

- Funcionaria: No pues así no puede continuar el trámite, el suyo sí pero el de la niña no.

- Yo: o_O

- Funcionaria: Mire, si quiere dígale a su esposo que se lo traiga, al cabo la siguiente fila tarda como 1 hora así que yo creo que sí alcanza a ir y venir.

- Yo: O_O ...sí, muy amable.

El coso voló echo la.... muy rápido a la casa a recoger su pasaporte mientras mi hija y yo esperábamos en la fila, el tiempo transcurría leeeeentamente y yo me dediqué a reírme pa' mis adentros de todos los ingenuos que llegaban a preguntar en donde era la fila de las citas... ja! novatos.

Con precisión de relojero mi esposo llegó a la oficina justo antes de que fuera nuestro turno, la funcionaria, hasta eso muy amable, recibió su pasaporte, completó el trámite y todo estaba listo!:

- Pulga: Falta mucho Mami?

- Yo: no, ya casi termina, verdad señorita?

-Funcionaria: Si, ya nada más tomamos las fotos y en hora y media pasan a recogerlos. Voltee para acá por favor.

- Yo: Deje nomás me pein...

- Funcionaria: Listo!

- Yo: o_O

- Funcionaria: Pase en hora y media a la ventanilla de la esquina

- Yo: Muy bien, gracias n_n ...grrrr ¬¬

Hora y media... bueno, por lo menos el trámite estaba concluido, esperar era lo de menos...

Por fin pasó el tiempo estipulado y allá fui, ahora sola puesto que ya no era necesaria la presencia de mi esposo y mi hija para recoger los documentos.

Oh! Ilusa de mi, aún recuerdo sonar en mi cabeza "We are the champions" de Queen, mientras con inusitada seguridad sacaba de mi cartera mi credencial de elector y me acercaba a la ventanilla de entrega de pasaportes que se encontraba completamente vacía y sobre la cual un rayo de luz celestial caía iluminando el cristal y el letrero que decía: "Revice bien sus datos"

- Funcionaria: Nombre?

- Yo: *está en la credencial que trae en la mano, pero ok* Tania Valladares

- Funcionaria: Hizo su trámite hoy?

- Yo: sip n_n

- Funcionaria: Todavía no está... si gusta tomar asiento, ahorita le llamamos.

- Yo: si :(

- Funcionaria: TANIA VALLADAREEEEES?!!!!

- Yo: *sentada a medio metro de la ventanilla* sí, soy yo :D

- Funcionaria: Es que, mire, no podemos darle su pasaporte

- Yo: o_O ...por qué no?

- Funcionaria: Es que, el sistema nos arroja que usted tiene un pasaporte de 1998 que también debería de traer.

- Yo: En su folleto dice que debo traer el pasaporte a canjear y ese fue el que traje.

- Funcionaria: Sí le entiendo, nomás que eso es lo que arroja el sistema.

- Yo: Srita., cinco personas revisaron mis documentos, nadie me dijo nada al respecto.

- Funcionaria: Sí pero es que es hasta que lo arroja el sistema.

- Yo: Y no sería una buena idea que la primera persona revisara en el sistema para que este arroje a tiempo lo que tiene que arrojar?!!

- Funcionaria: ah no, es que el sistema no funciona así, lo arroja hasta el final.

- Yo: Ok, bueno, entonces traigo el otro pasaporte y listo.

- Funcionaria: sí, pero ya mañana porque entregamos pasaportes hasta la 1 y ya casi son.

- Yo: Bien, mañana regreso entonces, pero sí deberían poner en sus folletos exactamente lo que debemos traer o darles las herramientas necesarias a las cinco personas que lo revisan antes para que puedan detectar algo así, si no de que sirve que lo revisen tantas veces?!!

- Funcionaria: sí, como le digo, es lo que arroja el sistema.

- Yo: entiendo, bueno, gracias n_n *te voy arrojar a la... ash* y el de mi hija?.

- Funcionaria: ese sí le dijeron que tarda como cinco días porque el papá es extranjero y hay que verificar sus documentos.

- Yo: Señorita... sí, si me dijeron, gracias.

Al día siguiente me armé de valor y de cuanto documento encontré. Por si las moscas, cargué con acta de matrimonio, acta de nacimiento, copias de ambos pasaportes, fé de bautismo, mi primer zapatito y mi foto de quinciaños y fui de nuevo a la oficina.

- Funcionaria: muy bien, ya con esto ya queda su trámite, vuelva en una hora y media.

- Yo: *suspiro profundo* bien, vuelvo más tarde, gracias n_n

...una bolsa de papas con salsa después...

- Funcionaria: Nombre?

- Yo: Tania Valladares

- Funcionaria: De cuando es su trámite?

- Yo: De ayer

- Funcionaria: no está, me permite un momento? ahorita la llamamos.

- Yo: o_O

- Funcionaria: TANIA VALLADAREEEEEEEEEES?!!!

- Yo: *de nuevo sentada a medio metro, le dí mi nombre hace menos de un minuto, soy yo! no tiene que gritar!!* sí, soy yo.

- Funcionaria: aquí tiene su pasaporte, es que me dijo que era de ayer y su trámite es de hoy oiga, por eso no lo encontraba *murmura* uno les pregunta de cuando para facilitarles las cosas y bueno, aquí está.

- Yo: Sí perdón, es que el trámite lo empecé ayer y el documento que faltaba lo traje hoy.

- Funcionaria: ve? entonces es de hoy, mire, yo le pregunto para servirle mejor, no es de ayer, eh? es de hoy.

- Yo: *suspiro profundo* bien, muchas gracias.

Saliendo de la oficina por fin con el pasaporte en las manos, no me atrevía ni a revisar los datos, me daba pavor que hubieran escrito Tania Balladares o Vayadares o Valladarez, cosas que suelen ocurrirme, abrí con cuidado el pasaporte y... fiuuu, para mi beneplácito, todo estaba en orden: "Tania!" oigo que alguien grita mi nombre:

- Amiga: Hola Tania!

- Yo: Hola Mujer! Qué andas haciendo? Viniste a tramitar tu pasaporte?

- Amiga: No, sólo vine a preguntar los requisitos, tengo cita, mañana a las 12 n_n

- Yo: Vente a las 8.

- Amiga: Pero tento cit...

- Yo: A las 8 amiga, a las 8... ;)

Ella se rió, no tuve que darle muchas explicaciones de lo que eso significaba (o al menos eso espero, igual y me tiró de a loca y siguió feliz con su cita), nos despedimos y me alegré de haber concluido una vez más, uno de esos trámites que no deberían ser tanto problema y menos aún cuando se trata de una renovación.

Cada vez que me acercaba a una de las ventanillas, las señoritas que me atendieron lo hicieron con cierto grado de amabilidad, me daba cosa reclamarle algo a alguna de ellas, porque finalmente uno piensa, "ella está cumpliendo con su trabajo", "no es su culpa", entonces? con quién hablamos? con quién nos quejamos? ante quién podemos hacer evidente que algo está mal con su sistema y un niño de 6 años es capaz de notarlo antes que ellos?

Esta historia, ya les digo, es una historia conocida, repetida, experimentada por la mayoría de los mexicanos que en algún momento hemos tenido que realizar un trámite de cualquier tipo y sí, luego de un rato se vuelve chiste y se platica con cierta gracia, pero la realidad es que no debería ser así, no se supone que pasaron ya los años falta de calificación para ocupar estos o cualquiera de los puestos de servidores públicos?

Un sistema eficiente debe optimizar tiempo y recursos de todo tipo en beneficio no sólo del usuario sino de los propios prestadores de servicio, y el cambio apá?

Oso decir que el pasaporte de mi hija por el que teníamos que regresar en cinco días, estuvo listo al fin y como resultado de llamar dos veces al día... a las tres semanas

Y ahora, quién podrá ayudarnos?

martes, 1 de marzo de 2011

Divídanse en equipos de cinco...

A lo largo de los años desarrollé una fobia, medio, pánico o como gusten llamarle, a las dinámicas de grupo. En más de una ocasión logré escabullirme cuando reconocía en el facilitador alguna señal que indicara que estaba por iniciar una dinámica grupal, es importante reconocerlas a tiempo porque para cuando dice: "divídanse en equipos de..." ya es demasiado tarde.

He intentado hacer memoria para tratar de detectar un momento preciso, un parteaguas, un antes y después de mi aversión a las dinámicas de grupo pero la verdad es que no hay tal, creo que fue más bien una serie de pequeños miedos e incomodidades que me hacían salir huyendo cuando presentía que estaban por aplicar alguna.

Cuando trabajaba en una empresa de cosméticos, entré a una capacitación intensiva durante un mes con otras veinticinco mujeres, se podrán imaginar aquello, divididas en parejas para el hospedaje y en equipos para trabajar, se produjeron cualquier cantidad de filias y enemistades, las que al principio se amaban terminaron odiándose y viceversa, hubo quien no resistió la presión y desistió y otras que como yo, salimos avante más por necedad y persistencia que por otra cosa, aunque dadas las circunstancias era de hecho casi la única forma de sobrevivir.

Ah no no, no crean que exagero... han visto America's Next Top Model? pues era algo así pero con un promedio de veinte centímetros menos y quince kilos más, más de veinte mujeres que no peléabamos por una gerencia puesto que ya estábamos contratadas para trabajar en diferentes ciudades del país, pero sí había una clara competencia por destacar, por llamar la atención, por ser de cierta forma, recordada por jefes y facilitadores.

Yo, cómo solía hacer cuando veía que se avecinaba una dinámica, escapaba a hablar por teléfono, iba al baño, inventaba cualquier excusa para desaparecer, pero Italia, nuestra facilitadora, con la experiencia que nos era evidente, en cuanto descubrió mi estrategia, aplicó una mejor, me esperaba para empezar... Por supuesto no era yo la única en intentar huir ni la única a la que esperaba así que después de la primera vez que esto ocurrió, me rendí, sabía que ella era la autoridad y que finalmente, yo estaba contratada y tenía que cumplir con lo que la empresa esperaba de mi y si en ese momento esperaba que yo asistiera al curso y de mil amores participara en las dinámicas, pues tenía que hacerlo, qué remedio.

Mis miedos de años se acumularon en aquellos días, empecé a recordar las dinámicas que había vivido en otros cursos y por qué las odiaba.

El primer miedo es el de quedar abandonado cuando todos hayan formado su equipo, si tienes suerte, le echarás el ojo a algún compañero y aún antes de que empiecen a elegir, le habrás echado una mirada de "acá tu y yo chido" y el mundo que ruede, no estás solo! Ahora que si no es el caso, otra buena técnica para no ser elegido al final es ponerte tú a elegir, a menos claro que nadie quiera estar en tu equipo, en cuyo caso se me acabaron las opciones, supéralo!

Luego está aquella en la que uno se pone una hoja en blanco en la espalda, todos caminan sin rumbo por el salón y de pronto alguien te detiene y escribe lo que piensa de ti (esta tiene sus variantes), la dinámica termina cuando todos han escrito en la espalda de cada miembro del grupo y bueno, la verdad es que no me había ido tan mal, me habían tocado algunas críticas pero afortunadamente hechas de forma constructiva, sin embargo recordaba a personas que habían recibido comentarios espantosos! pensar que podía llegar a leer algo así en mi inmaculada hojita tamaño carta, me aterraba

También están las dinámicas en las que te hacen hablar de cosas personales, nunca falta el que termina diciendo sus más íntimos secretos y rompiendo en llanto ante una bola de gente con la que tendrán que ir a trabajar el día siguiente siendo blanco de sus miradas acusadoras o de lástima (según sea el caso).

Por otro lado están las dinámicas que te obligan a tener contacto físico con otros seres humanos. Que osadía! mira que obligarte a tomar la mano sudorosa de tu compañero o compañera que por si fuera poco te sujeta varios segundos después de que todos se han soltado y te da pena decirle algo, así que te quedas ahí paralizado hasta que persona decide liberarte del tormento y de forma discreta te limpias la mano en el mantel cuidando que el otro no te vea para no herir susceptibilidades... ay, a poco no les ha pas...? ...no? ahm... ok.

En resumen, siempre he tenido la idea de que las dinámicas de grupo son como las borracheras, en ellas sale a relucir el verdadero yo de las personas, se potencializan las virtudes y los defectos, las asperezas se liman o se convierten en una guerra declarada y el compañerismo, también hay que decirlo, se afianza.

Después de todo entiendo el por qué de las dinámicas, Italia en aquel entonces tenía tan solo cuatro semanas para decirle a los directivos, quiénes éramos y que podían esperar de nosotros y siendo franca, no había mejor forma de saberlo.

Tantas cosas han pasado desde aquellas dinámicas de la prepa y la universidad, de las que me topé en los cursos a los que asistí trabajando para diferentes empresas y de las muy intensas dinámicas en aquel curso cuyas compañeras recuerdo, honestamente, con mucho cariño y con quienes he mantenido el contacto durante todo este tiempo.

Ahora, parte de mi trabajo, parte de mi meta, de lo que estoy haciendo ahora y que por mucho tiempo busqué, es justamente ser facilitadora, me toca estar del otro lado, detectar actitudes, potenciales y debilidades, ayudar, impulsar, orientar y todo lo que crea que servirá para el logro de los objetivos del curso en un limitado periodo de tiempo.

Y sí, tal como lo sospechan, incluyo siempre dinámicas de grupo. Reconozco que las dinámicas disparan las habilidades de liderazgo, preparan para la resistencia a la frustración, y como dije antes, ayudan a potencializar las virtudes y a detectar las áreas de oportunidad, pero sobre todo, a entender que hagas lo que hagas, sin importar a lo que te dediques y el puesto que tengas, siempre va a haber algo que dependa de otra persona, siempre tendrás que aprender a delegar, a confiar en alguien más, vaya, sin más rodeos: a trabajar en equipo.

No voy a mentir, quizás la próxima vez que me vea obligada a participar en una dinámica de grupo, no pueda resistir el impulso de saltar por una ventana o fingir un desmayo para salir bien librada de semejante tortura, o quizás, supere ese primer impulso, participe abiertamente y aprenda una nueva y valiosa lección.

miércoles, 23 de febrero de 2011

La batalla de los plásticos...

Aaaaah… qué tiempos aquellos en que respirar y ser mayor de edad eran requisitos suficientes para obtener una tarjeta de crédito, bueno, al menos eso parecía, creo que cada día me llamaban de un banco diferente o de una tienda departamental para ofrecerme una tarjeta de crédito y yo claro, por aquellos ayeres sintiéndome todopoderosa aceptaba y aceptaba y así logré tener no una, ni dos, ni tres, no señores y señoras, yo era la orgullosa portadora de siete tarjetas de crédito, además de contar con un crédito automotriz y uno de vivienda… cabe aclarar que no ganaba seis mil pesos.

Los años fueron pasando, las compras sucediendo, los viajes acumulándose y la deuda creciendo. En mi mente, mi sueldo alcanzaba a cubrir perfectamente todos mis gastos, una y otra vez me topé, con aquellos consejos como: no gastes más de lo que ganes, reserva un porcentaje de tu sueldo para ahorrar, o, no pagues el mínimo, paga el total para no generar intereses, pero no no no, a la voz de "la vida es ahora", hice justo lo contrario.

Y así, cambiaron mis circunstancias personales, mi trabajo y por supuesto, mi sueldo, para terminar de arruinar el asunto, surgieron las famosas compras a meses sin intereses y como tantos, vi en ellas una forma de obtener las cosas que creía necesitar (y algunas que en efecto necesitaba) sin tener que pagarlas de un solo jalón.

Llegué al punto de hacer el súper con la tarjeta de crédito, porque según yo, la pagaría tan pronto llegara la quincena, pero luego, claro, una deuda se sumaba a la otra y los pagos para no generar intereses superaban mi ingreso, ah! Pero yo era más lista que los bancos (ayajáa) como tenía varias tarjetas con diferentes fechas de corte y pago, pues aplicaba la técnica de la Nana Fine y usaba una tarjeta para pagar el mínimo de la otra y luego con esa pagaba la otra y la otra y así, un círculo interminable de deudas cuyos intereses crecían y crecían, fue formándose a mi alrededor.

Después, con siete tarjetas hasta el tope, comprendí que tenía un problema (bien perspicaz yo) y entonces solicité una tarjeta más (les digo, bien brillante) dicha tarjeta “compraba” tus deudas de otras tarjetas y te permitía pagar con un pago congelado a plazo fijo y con menor interés, así que con ella eliminé las tarjetas más pequeñas y me quedé con cuatro (incluída la nueva), pero la deuda era prácticamente la misma.

Total que terminé con cuatro tarjetas hasta el cuello y todo el dinero que ganaba, TODO se iba en pagarlas, pagando por supuesto una barbaridad de intereses, recuerdo las palabras de mi Madre a cada rato: trabajas para pagar intereses, nada más. Lo peor era que además, seguía gastando, ni les cuento la de veces que muy decidida llegué a recortarlas o a rasparles la banda magnética pero ni eso me detenía, terminaba comprando cosas por internet.

Luego, de nuevo una circunstancia personal movió el tema de los ingresos y de las tres que tenía sólo pude seguir pagando… oh, esperen, no pude seguir pagando ninguna, y entonces vino lo bueno, porque mal que bien durante los años anteriores yo había ido pagando por lo menos el mínimo para mantener un historial crediticio medianamente decente, pero ahora simplemente me era imposible.

Los bancos por supuesto me buscaban día, tarde y noche, de lunes a domingo, por teléfono, celular y hasta en mi casa, era una pesadilla total, entonces me encontré con un anuncito de esos que te saltan encima al abrir una página, (ni siquiera recuerdo que página era) dicho anuncio me invitaba a conocer un esquema llamado “resuelve tu deuda” y sin nada que perder, allá fui, no bueno, era una cosa muy maravillosa, para que pudieran ayudarte los únicos requisitos eran deber más de treinta mil pesos en más de una tarjeta y yo por supuesto rebasaba sus expectativas, casi estaba orgullosa de calificar… ok no.

El caso es que envié mis datos y solicité más información acerca de cómo furulaba el asunto, aparentemente, la cosa era simple, yo firmaba un contrato en el que me obligaba a pagar a resuelvetudeuda.com una cantidad de maomenos cinco mil pesos al mes durante veinticuatro meses (había varias opciones, doce meses, dieciocho, etc.) un porcentaje de ese pago se iba para los gastos administrativos de dicha empresa y el resto, claro, se abonaba a mis tarjetas de crédito, pagándose así, la primera tarjeta en el mes número cinco, la segunda en el mes número diez y la tercera en el mes número veinte o algo así. Sonaba genial! Prometían además que las llamadas y cartitas cobradoras disminuirían considerablemente, y por si fuera poco! Al final del “programa” te otorgaban un préstamo para reintegrarte al fabuloso mundo de los sujetos de crédito.

Era estupendo, buenísimo! …de hecho, demasiado bueno. Tengo la fortuna de contar con un amigo financiero y antes de firmar el contrato toda loquita y hacer el primer pago (que no era a uno de mis bancos acreedores, sino a una aseguradora y por concepto de pago, el recibo decía: seguro de vida), total, que afortunadamente tuve la buena cabeza (por fin) de llamar a mi amigo, contarle más o menos como era el asunto y enviarle el contrato y todos los documentos que me habían mandado para ayudarme, lo primero que me dijo, sin haber visto nada todavía fue: y con qué garantía te van a prestar el dinero? Quién les asegura a ellos que les vas a pagar si no te piden ni siquiera un aval? Mientras pagan tu primera tarjeta, que pasa con la deuda de las otras?

Las preguntas de mi amigo por supuesto resultaban muy lógicas, yo misma me las había hecho, así que con todo y lo obvio que parecía, le envié los documentos. Después de un par de días, me llamó y me dijo que el contrato no parecía tener nada ilegal pero tampoco explicaba cómo se harían cargo de las deudas, que pasaría si yo no pudiera pagarles y algunas otras cosas que ahora no recuerdo pero que en su momento me hicieron reaccionar, "entonces, ni hablar verdad?", le pregunté yo toda ingenua y me dijo: "quieres mi consejo? Habla con cada banco, llega un arreglo y págales, no hay mejor opción."

Al día siguiente mientras estaba trabajando vi en mi escritorio un sobre, era de uno de los bancos, había llegado hace días pero como ya sabía de qué se trataba ni siquiera me había molestado en abrirlo, pero decidí seguir el consejo de mi amigo: “habla con cada banco” y lo abrí, era un esquema interesante que me permitía pagar la deuda, durante el programa de pagos no podría usar la tarjeta y al final quedaría cancelada, esto claro, tiene sus repercusiones en cuanto a la solicitud de futuros créditos pero yo todo lo que quería ya, era estar libre de toda deuda, el plazo de esa negociación ya había pasado, pero igual los llamé y la respetaron, así pude finalmente cancelarla, hice lo mismo con la siguiente y estoy en proceso de liquidar la última de ellas.

Fue una lección dura y carísima! Ahora compro las cosas cuando tengo dinero para comprarlas, trato de no gastarme todo lo que tengo como si de eso se tratara y aunque probablemente jamás seré un ejemplo de excelente administración, me quedan claros los errores que no debo volver a cometer.

Ah! Por cierto, cuando los de “resuelve tu deuda” supieron que había cambiado de opinión, me llamaban más veces que los bancos para intentar convencerme de tomar su esquema, cuando les dije que ya había pagado las tarjetas que me hacían merecedora de su súper promoción, el fulano que me atendía me dijo que los bancos me habían visto la cara, que me había dejado engañar y que me iba a arrepentir, me lo dijo con un tonito tan insoportable que le dije que no se valía que encima de que me habían querido engatusar me llamaran para prácticamente insultarme y le colgué, nunca más volvieron a llamar.

Moraleja: no gastes más de lo que ganes, reserva un porcentaje de tu sueldo para ahorrar, y no pagues el mínimo, paga el total para no generar intereses… oh, esperen, ya lo habían escuchado?

Ahm… bueno, los dejo entonces con esta: las tarjetas de crédito son pendejas en manos de peligrosos.

;)

martes, 15 de febrero de 2011

El límite de la ambición


Esta entrada bien pudo tener por título: "Cómo decir no y no morir en el intento" y es que, cuando de un trabajo que nos apasiona se trata, podemos perder de vista los límites que separan la sana ambición de superarte, hacer algo trascendente con tu vida marcando de forma positiva la vida de quienes te rodean y la ambición por tener más y más... de lo que sea.

Hace más de un año decidí separarme de una empresa en la que realizaba un trabajo interesante y bien remunerado pero que no era precisamente lo que yo tenía en mente para mi futuro y dado el caso, para mi presente, y me separé porque tenía claro lo que quería hacer, lo que desde hace muchos años, cuando aún era estudiante universitaria, me había marcado como una meta profesional.

Dicha meta era dedicarme a la consultoría y capacitación, por supuesto en mi área de estudio, la Comunicación Organizacional, en aquel momento no sabía que me metería tan a fondo en el mundo de las ventas y mucho menos del comercio electrónico, el caso es que hace más de un año cuando renuncié, sentí que estaba preparaba para iniciar mi camino como profesional independiente.

Cuántas cosas han pasado desde entonces, nuevas experiencias, sociedades, proyectos, pero sobre todo, trabajo, MUCHO trabajo, desde las relaciones públicas, la prospección, citas, citas y más citas, presentaciones y todo aquello que me llevara, por lo menos un paso más cerca de mi objetivo.

De pronto, y especialmente en los dos últimos meses, varios proyectos largamente acariciados comenzaron a concretarse, varios clientes que literalmente perseguí durante más de un año, me dijeron por fin: sí.

Empecé a trabajar de forma entusiasta y viendo como todos mis sueños se hacían realidad, incluso publiqué en mensaje diciendo eso, que mis sueños se estaban volviendo realidad aunque sin nada mágico de por medio, todo fruto del trabajo de tanto tiempo... y de pronto, me encontré literalmente encadenada al trabajo, dedicada a un proyecto y en un momento de "descanso" me permitía unos minutos para dedicarlo a otro y en cuanto terminaba, avanzaba en el siguiente.

Incluso comía junto a la computadora porque no podía permitirme perder ni un valioso minuto, ahora que los clientes estaban diciendo que sí, ni modo que yo dijera que no!

Y entonces recordé un término del que supe hace mucho, se llama "nivel de incompetencia" aunque no se refiere a abarcar mucho y apretar poco, sino a subir y subir de nivel en una compañía desarrollándote magistralmente hasta llegar a un puesto para el que resultas un inepto, pero de cualquier modo, le encontré cierta similitud a lo que me estaba ocurriendo.

La tan añorada independencia, no era tal, los proyectos seguían llegando, me encontré como en mi nada lejana juventud... cof, cof... en la que justo cuando tenía novio era que surgían pretendientes! Ahora justo cuando tenía más trabajo parecía que todos querían trabajar conmigo!

Me empezaron a llegar, como dije antes, respuestas afirmativas de clientes a los que literalmente perseguí por mucho tiempo y propuestas externas empezaron a llegar de la nada, desde asesorías hasta distribuciones y concesiones.

Por supuesto primero pensé en términos financieros, haciendo cálculos de lo que ganaría de tal proyecto, sumado a tal otro y al otro y al siguiente, pero el tema del nivel de incompetencia me seguía acechando, acompañado de refranes como "el que a dos amos sirve, con alguno queda mal"... ahora imagínense tres, cuatro, quizás cinco, era una locura.

Me di cuenta que el verdadero sueño no era ser independiente para poder tener todos clientes que fuera capaz de atender y hasta los que no!... el sueño era en realidad, tener la posibilidad de elegir.

Una de las empresas a las que me había acercado, subsidia a una empresa más pequeña, el Director de la primera quería trabajar conmigo pero el dueño de la segunda, no, así que mientras uno me decía que iniciara el proyecto, el otro me decía, sin la más mínima educación, además, que él no lo autorizaba y hoy después de mucho estire y afloje, decidí que soy yo la que no quiere ese proyecto, agradecí al primero, se lo aclaré al segundo y volvió la paz.

No todo es trabajo, no todo es dinero, este par de afirmaciones parecieran ser tan evidentes que ni siquiera haría falta mencionarlas, sin embargo, hace falta sí, porque, al menos yo, me estaba perdiendo en un mar de proyectos que a la larga, seguramente más de uno, hubiera terminado en fracaso.

Respiré, valoré, elegí y estoy contenta con la decisión, por un lado canalizando algunos proyectos con otros profesionales que seguramente harán un excelente trabajo y por otro desechando aquellos que no traerían más que un desgaste intelectual y emocional que no se paga con nada y que si fuera yo muy mala leche, se los recomendaría a algún colega que me cayera mal, pero muy mal... naaaah, eso no lo haría, pero pensarlo ya es una buena travesura.

Nada hay tan estimulante como un trabajo que te apasiona pero más allá de encontrar el tenerlo a montones como una señal de éxito, es la capacidad de elegir, al menos para mi, en este caso, lo que me dice que nada de lo que hice en todo este año de trabajo, ha sido en vano. Libertad de elegir, decidir y disfrutar... nada define mejor la verdadera independencia.

No existe el verdadero éxito en una ambición sin límites.

lunes, 24 de enero de 2011

Contra pronóstico...

Se me ocurría otro título para esta entrada, pero posiblemente no recordarías de donde viene la frase, es de una de esas películas que yo amo y a ti te aburren, pero bien viene al caso cuando tus cosas ocupan de nuevo su espacio y por momentos me pregunto si amaré al nuevo tú tanto como al primero o a fin de cuentas al mismo, si reconocerás en mi a la que fui o aprenderás a amar a la que soy, a fin de cuentas, la misma.

Reconozco casi todo, el libro de allá y esta película, los dibujos y el toro de plastilina, hay muchas cosas que no conocía, otras que odiaba y tantas que amé, y quizás no, no eres el mismo, ni yo la misma, pero aquí estamos de nuevo.

Muchas veces durante este tiempo escuché más de una vez acerca del valor que se requiere para separarse y justo ahora creo que se precisa tanto o más valor para elegir como lo hicimos hace nueve años, estar juntos.

Y de nuevo, como entonces, cabe brindar por el "que tal si" (sí, esa era la frase), y más que eso, más que aceptar la apuesta y ver lo que sucede, cabe brindar por el estamos, por el ahora y por el juntos.

Habrá que buscarle lugar al gecko, a los botes lecheros y a la mesita alta... y empezar de nuevo, y descubrir otra vez, como lo hicimos entonces, cuando no pudo con nosotros ni la distancia ni nada, que somos nosotros los que podemos con todo, contra pronóstico.

sábado, 15 de enero de 2011

Del dicho al hecho, hay mucho twitter...

El día de ayer me encontraba tuiteando alegremente, bromeando acerca de la nueva distribución de los signos zodiacales cuando un tuitero me dijo que había cosas más importantes sobre las cuales preocuparse, me llamó la atención su comentario, en primer lugar porque estando él preocupado por las cosas que yo debería o no escribir en twitter, seguramente también estaba preocupándose por las cosas equivocadas y segundo porque si bien, como comunicóloga soy una fiel creyente del diálogo, la difusión y por supuesto de la palabra en sí, preocuparse y hablar realmente no soluciona nada por cuenta propia, a menos claro que se les utilice para llevar a cabo una acción real, a ver si consigo explicarme.

No es lo mismo retuitear a cuanta asociación protectora de animales te topes, que salir a la calle y rescatar a un cachorrito, a menos claro que tu retuiteo provoque que alguien más salga y lo haga, aún así y a pesar de tu ayuda, fue el otro quien llevó a cabo la acción, aunque quizás no haya tuiteado acerca de ello, dicho lo cual, podríamos llegar a la conclusión de que quien habla al respecto quizás no esté tan interesado en la resolución del problema como quien en efecto se para del cómodo asiento que ocupa detrás de la pantalla, sale al mundo real y hace algo al respecto, así como tampoco podemos afirmar que lo que uno u otro hacen, carece de valor.

Con esta reflexión, me levanté de la comodidad de mi asiento detrás del monitor (en realidad estaba enfrente, si no, como haría para verlo?) y salí al mundo real, no, no a rescatar cachorros, sino a actividades más banales tales como pagar el teléfono, así que me dirigí a la tienda Telmex más cercana a la que por cierto, evito ir, al igual que a los bancos y cualquier servicio que pueda pagar desde internet, pero sucede que se trataba de mi primer factura, misma en la que mi nombre se encontraba mal escrito y no aparecía mi RFC, así que armándome de valor y tratando de olvidar el via crucis que pasé durante la instalación (que es muy largo de contar y por su salud mental y la mía, me reservaré) allá fui a solucionar dicha situación.

Al principio todo iba bien, cuando iba a sacar el turno de la maquinita, una señorita se me acercó, me preguntó que trámite iba a efectuar, le expliqué y me vió con cara de "ah 'tonces si" así que tomé la ficha y apenas me iba a sentar en la sala de espera cuando una de las ejecutivas me hizo la seña de que pasara con ella, "bien! no me voy a tardar nadita" pensé, y me acerqué para decirle lo que necesitaba, el diálogo fue más o menos así:

Ejecutiva: entonces su apellido correcto es...

Yo: Valladares

Ejecutiva: ok, y cómo dice en su factura?

Yo: ValladOres

Ejecutiva: entiendo, y cómo es el correcto?

Yo: Valladares

Ejecutiva: y en su factura, dice...

A estas alturas me sentía yo en un capítulo del Chavo del Ocho, lo peor no era que preguntara una y otra vez mi apellido, sino que durante el diálogo, ella sostenía mi credencial del IFE entre sus santas manitas, en fin, por fin hubo sinapsis y escribió: Valladares. Ahora había que corregir el RFC, y la cosa fue algo así:

Ejecutiva: me da su RFC?

Yo: V-A-D-T

Ejecutiva: *teclea BADP y me muestra el monitor* es correcto?

Yo: No, no es correcto, es V de Valladares y T de... es decir, es MI RFC, es VADT

Ejecutiva: *teclea VADT y me muestra el monitor* es correcto?

Yo: Si, ahora si, gracias.

Ejecutiva: algo más... etc etc, ya se la saben

A pesar de todo, la cosa iba bien, me habían atendido con relativa rapidez y amablemente, yo esperaría un poco más de sentido común, es decir, que se le ocurriera copiar el apellido de mi credencial de elector y asumir que al tratarse de mi RFC, la V que yo había deletreado era en efecto "V" y no "B" pero bueno, como dijera Eugene O'neill, "esperar sentido común en la gente, es no tener sentido común", así que tomé las cosas con humor e incluso tuiteé al respecto, había resultado ser después de todo, un momento chusco.

Enseguida me dirigí a las cajas, donde según yo, el trámite era mínimo, esperar mi turno, pagar y retirarme, pero ahí fue donde la experiencia acabó por valer queso, como era de esperarse, llegó mi turno, avancé hacia la caja entregué mi recibo y una tarjeta de débito, la misma que uso todos los días, para todas mis compras. La cajera tomó mi tarjeta y afirmó: "esta tarjeta no está firmada"...y bueno, el diálogo continuó así:

Yo: Sí está firmada *le señalo mi firma*

Cajera: Y eso a Usted le parece legible? *con tono de maestra regañona*

Yo: Sí, me parece totalmente legible.

Cajera: Pues a mi no, le voy a pedir que la vuelva a firmar

Yo: Lo que pasa es que si la firmo, se va a ver sobrepuesta y entonces voy a tener problemas al querer utilizarla después.

Cajera: ese es su problema, por qué no se protege firmando bien?

Yo: Está bien firmada, tiene el desgaste natural del uso pero la firma es completamente legible, además mi nombre está grabado en el plástico y aquí está mi credencial del IFE

Cajera: Pues yo no veo la firma y no tengo con qué cotejarla

Yo: La firma está aquí, si la veo yo, estoy segura de que Usted también

Cajera: Vuélvala a firmar

Yo: No la voy a volver a firmar, sabe que? voy a pagar en efectivo, creo que traigo suficiente

Cajera: Si no le parece hable con mi gerente

Yo: Si es igual de "amable" que Usted, no gracias

Cajera: No me pagan por ser amable, me pagan por hacer mi trabajo

Yo: Ok, ahí está el efectivo, limítese a cobrarme

Cajera: Y yo que culpa tengo de que Usted no traiga tarjetas bien firmadas, ese es su problema

Yo: *recojo el cambio* y yo que culpa tengo de que Usted necesite una nueva graduación en sus lentes.


No había terminado de salir de la tienda cuando ya estaba tuiteando toda la experiencia, más de un tuitero se sumó a mi queja, me apoyó o incluso compartió una anécdota propia, personal del área de atención al cliente me contactó vía Twitter, me agradecieron la retroalimentación diciendo que ello les ayudaba a mejorar y por la tarde recibí una llamada a la casa para ofrecerme una disculpa y pedirme detalles del incidente.

Se agradece el esfuerzo de mostrar una cara amable, pero el mal rato ya había pasado y no hay nada que puedan hacer para cambiar eso y entonces pensé, y toda la gente a la que le pasan cosas así y no dice nada? por qué lo acepta? por qué no reclama? por qué no estamos acostumbrados a exigir excelencia por parte de los servicios por los cuales PAGAMOS!, esa es una de las muchas cosas que nos hacen falta para que este país ande derechito.

Hace unos meses, mi Mamá se la pasó a vuelta y vuelta para lograr que le cancelaran un cobro no autorizado de la Sección Amarilla vía Telmex, una empresa la mandaba a la otra y la tuvieron como pelotita durante unos días hasta que finalmente una ejecutiva de Telmex le dijo: "pues si no le parece, cancele" y mi Mamá por supuesto, canceló y contrató una linea de Axtel, porque no hubo nadie que genuinamente se interesara en resolver su problema, como no hubo nadie que se tomara la molestia de ofrecerle una disculpa.

El mensaje de Telmex es un implícito: "sabes cuantos clientes tengo? realmente crees que te necesito o que me importas de forma particular?" esa, como muchas empresas de "calidad mundial" en nuestro país, hacen de sus usuarios de servicios PRIVADOS por los cuales pagamos, lo que se les pega en gana.

Recuerdo mucho a un grupo de ingenieros que visitaban Aguascalientes con cierta frecuencia para trabajar en una empresa transnacional en cuya área de Recursos Humanos yo trabajaba, íbamos que si a los tacos, al restaurante, al café, etc. y en una ocasión uno de ellos (canadiense de ascendencia jamaiquina) me dijo: "Tania, por qué das las gracias cada vez que nos traen algo y cuando nos vamos de un lugar, gracias otra vez? y te pasas todo el tiempo pidiendo por favor y agradeciendo cosas por las que estás pagando."

Quizás el punto de vista de mi buen amigo Roger pudiera parecer extremo para muchos de los que pensamos que aunque ese sea el caso, el dar las gracias refleja cierto nivel de educación, sin embargo, profundizamos en el tema y el fondo de su comentario era: "por qué parece que las personas a las que contratas para hacer algo, te están haciendo un favor?", me comentó cosas que le tocaba ver en el aeropuerto, en los hoteles, en fin, en todos los lugares a los que acudía a recibir un servicio y si exigía algo lo veían como bicho raro mientras el veía como bichos raros a quienes no exigían lo que merecían.

Curiosamente, la reflexión que me ocupaba antes de salir de casa respecto a si hablar resolvía un problema o no, rápidamente fue puesta a prueba por los eventos que le sucedieron.

Solucioné algo? Definitivamente en lo que a mi respecta, diría que no, porque el mal trato ya lo había recibido y palo dado ni Slim lo quita, sin embargo, era necesario decirlo, para que si le llamaron la atención a la cajera, por lo menos lo piense dos veces antes de volver a tratar a alguien así, para que si alguien más leyó mi queja y luego notó que Telmex me contactó para tratar de arreglar los daños, no se queden callados la próxima vez que a ellos les pase algo, para que Telmex, si de verdad les importa un bledo lo que pasa en sus sucursales, se acerque a la Tienda Telmex Gandhi en Aguascalientes y diga, a ver: que chihuahuas está pasando aquí? para... seamos realistas, quizás para nada más que dejarme descargar mi ira en 140 caracteres.

Sin embargo, me siento bien por haber hablado, los invito a todos a hacerlo, a dejar esa actitud agachada de tomar todo lo que nos dan como se les da su gana a empresas públicas y privadas entregarlo y empezar a exigirlo como merecemos.

Que bueno que twitter sirva para canalizar este tipo de quejas, que bueno que sirva (si es el caso) para despertar a los que creen que hablar no consigue nada y que maravilloso que sirva para hablar de todo aquello que nos ocupe y preocupe sin que ello tenga necesariamente que ocupar o preocupar a los demás.

En fin, en qué iba yo? ...ah sí, pinche Ofiuco!