martes, 1 de marzo de 2011

Divídanse en equipos de cinco...

A lo largo de los años desarrollé una fobia, medio, pánico o como gusten llamarle, a las dinámicas de grupo. En más de una ocasión logré escabullirme cuando reconocía en el facilitador alguna señal que indicara que estaba por iniciar una dinámica grupal, es importante reconocerlas a tiempo porque para cuando dice: "divídanse en equipos de..." ya es demasiado tarde.

He intentado hacer memoria para tratar de detectar un momento preciso, un parteaguas, un antes y después de mi aversión a las dinámicas de grupo pero la verdad es que no hay tal, creo que fue más bien una serie de pequeños miedos e incomodidades que me hacían salir huyendo cuando presentía que estaban por aplicar alguna.

Cuando trabajaba en una empresa de cosméticos, entré a una capacitación intensiva durante un mes con otras veinticinco mujeres, se podrán imaginar aquello, divididas en parejas para el hospedaje y en equipos para trabajar, se produjeron cualquier cantidad de filias y enemistades, las que al principio se amaban terminaron odiándose y viceversa, hubo quien no resistió la presión y desistió y otras que como yo, salimos avante más por necedad y persistencia que por otra cosa, aunque dadas las circunstancias era de hecho casi la única forma de sobrevivir.

Ah no no, no crean que exagero... han visto America's Next Top Model? pues era algo así pero con un promedio de veinte centímetros menos y quince kilos más, más de veinte mujeres que no peléabamos por una gerencia puesto que ya estábamos contratadas para trabajar en diferentes ciudades del país, pero sí había una clara competencia por destacar, por llamar la atención, por ser de cierta forma, recordada por jefes y facilitadores.

Yo, cómo solía hacer cuando veía que se avecinaba una dinámica, escapaba a hablar por teléfono, iba al baño, inventaba cualquier excusa para desaparecer, pero Italia, nuestra facilitadora, con la experiencia que nos era evidente, en cuanto descubrió mi estrategia, aplicó una mejor, me esperaba para empezar... Por supuesto no era yo la única en intentar huir ni la única a la que esperaba así que después de la primera vez que esto ocurrió, me rendí, sabía que ella era la autoridad y que finalmente, yo estaba contratada y tenía que cumplir con lo que la empresa esperaba de mi y si en ese momento esperaba que yo asistiera al curso y de mil amores participara en las dinámicas, pues tenía que hacerlo, qué remedio.

Mis miedos de años se acumularon en aquellos días, empecé a recordar las dinámicas que había vivido en otros cursos y por qué las odiaba.

El primer miedo es el de quedar abandonado cuando todos hayan formado su equipo, si tienes suerte, le echarás el ojo a algún compañero y aún antes de que empiecen a elegir, le habrás echado una mirada de "acá tu y yo chido" y el mundo que ruede, no estás solo! Ahora que si no es el caso, otra buena técnica para no ser elegido al final es ponerte tú a elegir, a menos claro que nadie quiera estar en tu equipo, en cuyo caso se me acabaron las opciones, supéralo!

Luego está aquella en la que uno se pone una hoja en blanco en la espalda, todos caminan sin rumbo por el salón y de pronto alguien te detiene y escribe lo que piensa de ti (esta tiene sus variantes), la dinámica termina cuando todos han escrito en la espalda de cada miembro del grupo y bueno, la verdad es que no me había ido tan mal, me habían tocado algunas críticas pero afortunadamente hechas de forma constructiva, sin embargo recordaba a personas que habían recibido comentarios espantosos! pensar que podía llegar a leer algo así en mi inmaculada hojita tamaño carta, me aterraba

También están las dinámicas en las que te hacen hablar de cosas personales, nunca falta el que termina diciendo sus más íntimos secretos y rompiendo en llanto ante una bola de gente con la que tendrán que ir a trabajar el día siguiente siendo blanco de sus miradas acusadoras o de lástima (según sea el caso).

Por otro lado están las dinámicas que te obligan a tener contacto físico con otros seres humanos. Que osadía! mira que obligarte a tomar la mano sudorosa de tu compañero o compañera que por si fuera poco te sujeta varios segundos después de que todos se han soltado y te da pena decirle algo, así que te quedas ahí paralizado hasta que persona decide liberarte del tormento y de forma discreta te limpias la mano en el mantel cuidando que el otro no te vea para no herir susceptibilidades... ay, a poco no les ha pas...? ...no? ahm... ok.

En resumen, siempre he tenido la idea de que las dinámicas de grupo son como las borracheras, en ellas sale a relucir el verdadero yo de las personas, se potencializan las virtudes y los defectos, las asperezas se liman o se convierten en una guerra declarada y el compañerismo, también hay que decirlo, se afianza.

Después de todo entiendo el por qué de las dinámicas, Italia en aquel entonces tenía tan solo cuatro semanas para decirle a los directivos, quiénes éramos y que podían esperar de nosotros y siendo franca, no había mejor forma de saberlo.

Tantas cosas han pasado desde aquellas dinámicas de la prepa y la universidad, de las que me topé en los cursos a los que asistí trabajando para diferentes empresas y de las muy intensas dinámicas en aquel curso cuyas compañeras recuerdo, honestamente, con mucho cariño y con quienes he mantenido el contacto durante todo este tiempo.

Ahora, parte de mi trabajo, parte de mi meta, de lo que estoy haciendo ahora y que por mucho tiempo busqué, es justamente ser facilitadora, me toca estar del otro lado, detectar actitudes, potenciales y debilidades, ayudar, impulsar, orientar y todo lo que crea que servirá para el logro de los objetivos del curso en un limitado periodo de tiempo.

Y sí, tal como lo sospechan, incluyo siempre dinámicas de grupo. Reconozco que las dinámicas disparan las habilidades de liderazgo, preparan para la resistencia a la frustración, y como dije antes, ayudan a potencializar las virtudes y a detectar las áreas de oportunidad, pero sobre todo, a entender que hagas lo que hagas, sin importar a lo que te dediques y el puesto que tengas, siempre va a haber algo que dependa de otra persona, siempre tendrás que aprender a delegar, a confiar en alguien más, vaya, sin más rodeos: a trabajar en equipo.

No voy a mentir, quizás la próxima vez que me vea obligada a participar en una dinámica de grupo, no pueda resistir el impulso de saltar por una ventana o fingir un desmayo para salir bien librada de semejante tortura, o quizás, supere ese primer impulso, participe abiertamente y aprenda una nueva y valiosa lección.