martes, 7 de junio de 2016

Carta Abierta

Llegó el momento, estás a un par de días de iniciar el Liceo y yo siento que envejecí diez años en un mes. Los sentimientos encontrados de abrazarte como si tuvieras cuatro años y no soltarte nunca y el de disfrutar verte crecer y hacerte más independiente, compiten en mi cabeza y en mi corazón continuamente, me pregunto si algún día cesarán, pero luego recuerdo a mi Madre diciéndome por el teléfono “No puedo creer que mi chiquita tenga cuarenta años” y me parece que no, que son de por vida.

Vienen tiempos de cambios que me asustan, seguramente a vos también, y es que es la primera vez que soy Madre y la primera que vos sos hija y naturalmente la falta de experiencia hará que cometamos algunos errores, sin embargo, yo ya fui hija y ya tuve una Madre, así que eso debería servir de algo, aunque claro está, vos sos una persona completa, diferente y yo una Madre diferente de la mía, por más que a veces la reconozca en mis palabras e incluso en mi propia voz, mientras otra vocecita me dice: “No que no?”

Recién habías cumplido once cuando una respuesta tuya, sin llegar a ser irrespetuosa, rayó en lo desafiante, debes haber advertido de inmediato mi cara de asombro porque inmediatamente me tomaste del hombro y con toda la sabiduría que a mi me falta, me dijiste: “Vos sabías que esto iba a pasar” y yo entre risas nerviosas te dije: “Sí, pero a los quince, o dieciseis!”

Ahora tienes doce, pareces más chica y la gente piensa que pasaste a 5to. o 6to. de escuela, eso ahora te da rabia pero llegará el momento en que te gustará parecer más joven y sabrás sacarle ventaja. Dormís como un oso, mis técnicas para despertarte que van desde las cosquillas en los pies hasta dejar entrar a los perros para que te salten encima, parecen cada vez menos efectivas.

Cuando vamos por la calle, siento tu manito incómoda zafarse discretamente cuando quiero tomarla para cruzar la calle, y sí, sos grande ahora, qué vas a necesitar mi mano?

No sé lo que venga, pero mi experiencia de hija me da una buena idea. Tu idea de pasarla bien incluirá cada vez más a tus amigos y menos a tus Padres, mis consejos sonarán cada vez más insoportables y decidirás no escucharlos, habrá días buenos en los que volvamos a ser las de siempre y nos tiremos toda una tarde a ver pelis, comiendo pop salado como el que comíamos en México, y otras en las que azotarás todas las puertas de la casa mientras te alejas de mi indignada.

“Papás, ayúdenlos estos primeros meses porque se agarran unos entreveros bárbaros” nos dijeron ayer en la reunión de Padres, y los Padres nos reíamos, los chicos entendían poco, pero cambiar de la figura maternal de la Maestra a la disciplina de las clases distintas y encontrar en cada Profesor un guía, no es fácil… pero qué te van a decir a vos de cambios, cambiaste de casa, de escuela, de amigos, de país nada menos! Y acá estás, sonriendo, siguiendo adelante, aprendiendo, creciendo…

En el liceo te va a ir bien, a todos nos asusta un poco empezar, pero vas a estar bien, aprenderás lo que es desvelarse para un escrito y lidiarás con la frustración de que algo no te salga bien, no te caerán bien todos tus compañeros, ni les caerás bien a todos, es imposible… pero aprenderás a formar parte de un grupo y a colaborar con quien piensa diferente a vos. Descubrirás que los profesores son humanos y tienen afinidad con unos chicos más que con otros, a veces desearás ser uno de esos chicos y a veces te alegrarás de no serlo. Es probable también, aunque ahora te parezca una bobada, que en el Liceo te rompan el corazón por primera vez y aunque sentiré ganas de romperle la cabeza al que te rompió el corazón, lloraré contigo, e intentaré convencerte de que el mundo no se acaba (no me darás pelota), luego te recordaré la historia de cómo nos conocimos con Papá y te abrazaré hasta que todo pase.

Los cambios seguirán sucediendo uno tras otro y nadie está más asustado que yo, pero creo, que como me pasó a mi, algún día por fin entenderás que mi amor es incondicional y que estaré siempre para vos y volverás, uno pasa el resto de la vida volviendo… y tal vez entonces pienses que quizás es demasiado tarde, que pasaste demasiados años azotando puertas y odiando mis reproches, pero no será tarde mi niña, porque el amor no tiene espacio ni tiempo, y su inmensidad permite que te tomes todo el tiempo del mundo para crecer y volver, cuantas veces sea necesario… vive, lucha, disfruta, sufre, cambia y vuelve… siempre será un buen momento para volver.

¡Feliz inicio de clases! 

Con amor,

Mamá