viernes, 13 de mayo de 2011

No en vano tiene forma de corazón...


Hace unos días regresamos de un viaje a Uruguay, para visitar a la familia de mi esposo, y desde entonces he querido escribir al respecto sin mucha idea de por donde empezar, hay tanto que decir de aquel paisito, de su cultura, su historia y sobre todo de su gente. Su amor por el pasado, que algunos critican pero a mi me embelesa y un efecto similar tuvo en mi hija, es siempre algo que disfruto enormemente.


Debo confesar que mi interés por Uruguay empezó mucho antes que mi interés por mi ahora esposo, cuando ni siquiera conocía aquellos "pagos" como se dice por allá, pero conocía a Viglietti, Benedetti, Zitarrosa, este último con su inolvidable voz al mismo tiempo fuerte y melancólica, instando a los que se iban: "cuanti más lejos te vayas, más te tenés que acordar."

Muchos dejaron el País que amaban para vivir en el exilio al que los obligaba la dictadura que los oprimió de 1973 a 1985, la memoria de los presos y los desaparecidos, sigue viva... tanto como la tradición de tomar mate que es al mismo tiempo identidad y fue en aquellos entonces, la discreta protesta que les permitía compartir ideas.

Amo muchas cosas de Uruguay, pero siempre termino hablando de su gente, de las historias que en aquel País, geográficamente pequeño y de actitud discreta, trascienden a su gente, a su País y muchas veces al resto del mundo. Desde aquella historia de los supervivientes de los Andes, hasta la voz de Freddy Bessio o las pinturas de Torres García, el Tango y el Fútbol.

Mi esposo es de una ciudad pequeña llamada Minas, capital del Departamento de Lavalleja que apenas logra rebasar los sesenta mil habitantes y en las ocasiones que he visitado Uruguay, ha sido mi estancia, aunque de ahí prácticamente todo está cerca: Montevideo a dos horas, Punta del Este a una y Piriápolis a cuarenta minutos, rodeada de cerros y sierras que nunca terminan por conocerse.

Minas es un lugar de esos donde casi toda la gente se conoce al menos por alguna referencia, un lugar tranquilo que tiene su carnaval y su feria, su virgen y su procesión y ahí, en ese lugar chiquito y sereno, se encuentran tantas historias que merecen ser contadas que alguien podría pasar su vida sólo escribiendo de ellas.

El paseo por el centro, ir a la tienda de la vuelta o al asado con los amigos, tienen siempre una buena historia que los acompaña:

"Mira, esta casa que de atrás, que queda patio con patio con la de mis Papás, es donde creció el Loco Abreu, que es de acá, de Minas"

"En esa esquina vive Gustavo Trelles fue cuatro veces campeón mundial de Rally"

"Te conté que en esta habitación durmió Benedetti una vez que vino a un evento y terminó muy tarde?"

"El asado va a ser en lo de Aurora, sabías que su esposo, el Sapo, es nieto de Morosoli?"

Siempre estoy tentada a ir a tocar a la casa del Loco Abreu, a ver si me platican más o como no queriendo la cosa preguntarle al Sapo a medio asado: "y? qué se siente ser nieto de Morosoli? te escribió algún cuento? cuál de sus libros es tu favorito?" pero me da pena, me parece que entre ellos la grandeza es tan natural, que mis preguntas resultarían algo incómodas, así que me callo y agradezco la morcilla dulce que el Sapo acaba de poner sobre la mesa.

En la última semana que estuvimos por allá fuimos a visitar a una amiga de mi esposo, recordaban los buenos tiempos de su adolescencia, y luego pasamos al intercambio de fotos de los chamacos... de los gurises como dicen ellos, el mío tiene tantos años y ya hace tal cosa, pues la mía es así y asado y en eso un adolescente largo como jirafa salió de la habitación:

"Ah mira! Este es Santiago, saluda Santiago" ...y allá viene el pobre Santiago a besar desconocidos. Cuando salio de la habitación, la Mamá nos contó que tiene un grupo que se llama "Acorde Difícil" que hace cuatro años que tocan, que empezaron con covers de los Beatles y que la gente se sorprendía por lo jóvenes que son los integrantes de la banda y lo bien que tocan.

"Cuántos años tiene?" pregunté, "tiene 15, tocan juntos desde los 11, el otro día estaba muy contento porque abrieron un concierto de un grupo que se llama "No Te Va a Gustar", no sé si los conocen" respondió la orgullosa Mamá y creo que yo mantuve abierta la boca por los siguientes veinte segundos.

Saliendo de ahí le dije a mi esposo, No Te Va a Gustar está sonando bastante por allá! Le gusta mucho a Talita, hace poco tuiteaba sobre ellos: "Sí" dijo mi esposo "la ventaja de que Uruguay sea tan chiquito es que el que es bueno en algo, enseguida destaca" y nos reímos.

Otro día llegamos a casa de mis suegros y la abuela (abuela de mi marido y bisabuela de mi hija que cuenta ya con noventa y ocho años que no le han cobrado mucho a su memoria) estaba viendo en la tele una especie de programa unitario, de reojo vimos a la Mamá de tres de los mejores amigos de mi esposo quien extrañado preguntó: "esa es Graciela?!", "quién?!" preguntó Hada, mi suegra, desde la cocina. Mi esposo prendió el otro televisor y le dijo: "esa! Es Graciela Bentos!", "ah sí" contestó Hada, "está en un grupo de teatro y luego graban algunos capítulos y los pasan en televisión, no es el primero que hace".

Yo conocí a Graciela de un viaje anterior en el que fuimos a su casa, Cacho, su esposo, falleció hace un par de años y su partida fue una de las varias que mi esposo vivió a distancia y sé que lo sintió en el alma, al día siguiente de verla en la Tele fuimos a cenar a casa de Ramón, uno de sus hijos, y no pude evitar preguntarle hace cuanto que actúa su Mamá, porque aquel capítulo había estado muy bueno y su actuación excelente!

De alguna forma anticipaba la respuesta, la señora Graciela que ronda los setenta años de edad, después de que su esposo falleció y todos sus hijos se encontraban ya casados y formando su propia familia, decidió empezar a actuar y ahora sale en la tele: "ah! lo que mejor le sale es cuando hace de mala, es buenísima!" nos contaba su orgulloso hijo.

Podría, como dije antes, ir puerta por puerta, historia por historia y nunca terminar, empezando por la de mis suegros, Hada y Eolo que fueron Maestros durante la dictadura y se han mantenido siempre y pese a todo, fieles a sus ideales, compartiendo aquellas memorias de cuanto ocultaban discos "prohibidos" en la nevera para que si un día entraban los milicos, no los encontraran y los acusaran de comunistas.

Cuántos lugares así habrá en el mundo? cuántas historias dignas de ser contadas? Cuánta pasión por la vida, por hacer lo que se ama, por trascender para los suyos y casi sin quererlo trascender para el mundo.

Sin duda cada País y lugar tendrá sus historias y riquezas, yo me permito maravillarme de este conozco y que como bien dice Hada, no en vano tiene forma de corazón.

2 comentarios:

  1. Wow, increíble la gran cantidad de historias que se cuentan en tantos lugares. Gracias por transportarnos hasta ese pequeño pueblo de Uruguay. Saludos :)

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por esta linda entrada! Como uruguaya me siento orgullosa al leer estas palabras. Siempre pensé lo mismo que Hada...por algo nuestro pasí tiene forma de corazón!
    Mil gracias a Marina Palacios por etiquetarme y compartir este blog conmigo.

    ResponderEliminar