martes, 15 de enero de 2013

La espera


Pasa el invierno al sol y el verano a la sombra, con la piel curtida por dolores añejos, algo de caballero queda en su voz pausada, que musita un "Buenas tardes, Señora", en cada oportunidad.

Con el pasado a cuestas, espera... y espera sin saber a ciencia cierta, qué es lo que espera, y sin embargo, tiene la certidumbre de que va a alcanzarlo ahí, justo en ese punto de la calle semidesierta de un pueblo que solo Dios sabe que existe, de un punto que no ha merecido mención alguna en un mapa local siquiera, de un sitio que no tiene nada especial, nada particular... excepto para él, para eso que  espera, y para la Señora que un poco confundida le contesta todos los días: "Buenas."

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