miércoles, 1 de mayo de 2013

Lectura crítica


Confieso que hasta hace poco no estaba familiarizada con el término "lectura crítica" aunque sí con el concepto... solo que, digamos que no sabía cómo se llamaba, y sin ánimo de que esto resulte una experiencia demasiado académica, me permito compartirles una de las definiciones que encontré en internet (lo que más adelante resultará ser una paradoja): "El concepto de lectura crítica hace referencia a la técnica o el proceso que permite descubrir las ideas y la información que subyacen dentro de un texto escrito. La lectura crítica, por lo tanto, es el paso previo al desarrollo de un pensamiento crítico. Sólo al comprender un texto en su totalidad, desentramando el mensaje implícito del contenido más allá de lo literal, es posible evaluar sus aseveraciones y formarse un juicio con fundamento". 


En otras palabras, esto es que cuando leemos algo, antes de creerlo totalmente, o de criticarlo en forma despiadada, tenemos que entenderlo, y no me refiero a entenderlo en el sentido de saber lo que cada palabra significa por estar escrita en un idioma que dominamos, sino entenderlo por el contexto en el que se desarrolla, por la fuente de autoría, por el medio que lo difunde y sobre todo, por el objetivo que persigue.

No recuerdo si ya he contado en este espacio (creo que sí), que hace años que mi relación con el internet es estrecha, que realizo mucho trabajo con y a través de él, y que desde que tengo contacto con el mundo digital, muchas cosas han cambiado, programas, sistemas, hardware, software, aparatos que eran grandotes ahora se hacen chiquitos, lo chiquito se hace grandote, pero más importante todavía, la información fluye hacia todos lados y de forma desbordada, y esa, es la única constante.

Arthur C. Clarke lo expresó de una forma muy sencilla: "Obtener información de internet es como intentar servir un vaso de agua con las cataratas del Niágara”.

Y esa inmensidad de información sumada a la falta de lectura crítica, es un gigantesco mal de nuestros tiempos, ese es el motivo por el que (por ejemplo) las personas comparten fotografías grotescas de cuerpos mutilados o enfermos terminales, convencidos de que Facebook donará 1 dólar por cada vez que ha sido compartida, solo porque “ahí dice”, o no tienen empacho en “difundir” que el bicarbonato de sodio con limón es la cura para el cáncer, también porque “si está en internet…”, y donde queda nuestro criterio? La capacidad de dudar, cuestionarnos, investigar? …pues eso es lo más lindo, generalmente lo “resolvemos” también investigando en internet, porque nadie más que “San Google” puede ofrecernos una mejor respuesta.

Es así que alguien puede encontrarse una ronchita en la mano y en lugar de consultar al dermatólogo, hacer una búsqueda en Google y terminar convencido de que le quedan pocos meses de vida, o tomar religiosamente bicarbonato de sodio con limón para “prevenir el cáncer” y luego ocasionarse un verdadero problema a consecuencia del exceso de sodio. (Y esto no lo indagué en internet, me lo dijo mi muy real amigo Miquel Nadal Pinzón, biólogo y docente).

Este es el motivo también de que aparentemente Albert Einstein haya dedicado una vida a decir frases para que luego se compartieron por facebook (aunque mañana las mismas frases aparezcan como dichas por Martin Luther King, Eduardo Galeano o Mahatma Gandhi.¿Hay información real, clara y útil en internet? Sí, mucha, muchísima, casi en igual cantidad en que la hay mala, perjuiciosa, prejuiciosa, (son dos cosas diferentes, de verdad) dañina, inútil y hasta ofensiva. La diferencia está en nuestra forma de interpretarla.

Por todo esto, supongo que en esta ocasión, más allá de compartirles un texto, me atrevo a hacerles una invitación a poner en práctica este interesante asunto de la lectura crítica, con o sin la técnica correspondiente, misma que pueden encontrar en internet… oh, esperen.

Bueno, la idea central es cuestionarse, dudar, indagar, antes de permitirse dispersar información a diestra y siniestra, solo porque tenemos la facilidad de hacerlo con solo hacer un clic.

No hay sitio web que reemplace una visita al doctor, ni foto de facebook que sustituya una donación a una ONG real (o mejor a aún, a involucrarse con una causa a la que somos sensibles), y ya que estamos, no hay “me gusta” que pueda resultar más valioso que un abrazo en el mundo real.

Es bueno usarlo cuando es el medio a mano para acercarnos a quienes queremos, optimizar el trabajo o acercarnos al entendimiento de un problema, pero no es la panacea y no lo será nunca, sobre todo si no aprendemos a leer, dudando.

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