sábado, 22 de mayo de 2010

Hasta el final!




Una de las lecciones mejor aprendidas de mi vida es la del compromiso, lo que yo ahora con mi hija llamo “cerrar círculos” llevar las cosas a cabo, terminar, llegar al límite de la mejor forma posible, en una palabra, cumplir.

Cuando estaba en la secundaria, ahhh… hermosa época en la que las niñas tienen más bigote que los niños y aún así nos enamoramos unos de otros, hasta que después de unos años ves las fotos y te das cuenta de que aquel que te robaba el aliento, era un adefesio con acné, perdón, estoy perdiendo el hilo, les decía, en aquel entonces yo entré a estudiar a una escuela secundaria federal, la famosísima #3 “Congreso de Anáhuac” en Aguascalientes, a la cual yo llegaba con tan solo cruzar el baldío frente a mi casa y aún así llegaba tarde o quizás debo decir, que por tal motivo llegaba tarde, en fin, el caso es que en el primer año, uno debía elegir el taller en el que participaría durante los 3 años de secundaria, la decisión era importante y las opciones únicamente tres: Taquimecanografía, Dibujo Técnico y Electrónica.

Mi condición de niña obligaba casi por default a elegir Taquimecanografía, si elegía Dibujo Técnico me iban a decir marimacha y si elegía electrónica, ni les cuento!! Así que no lo pensé 2 veces y elegí Taquimecanografía, todo iba bien hasta que conocí a la maestra …creo que la Maestra era más famosa que la secundaria misma y el terror que causaba era más sonado que su propio nombre… Sumiko…ni siquiera recuerdo si era nombre o apellido, ah! pero a ella, sí que la recuerdo…

Yo entré a la secundaria en 1987 así que como podrán suponer, escribíamos en máquinas mecánicas y llevábamos un cubre teclado, que era algo así como un mandil con tela doble al frente y una liga con la que la parte superior del mandil se sujetaba a la parte posterior de la máquina, de modo que la tela nos impedía ver el teclado, la maestra Sumiko cuidaba desde nuestra postura en la silla hasta la de las manos, era un grupo numeroso, no exagero si afirmo que seríamos unas 40 niñas, era un salón amplio y cómodo, ahí no había queja, pero la maestra me imponía de una forma que no sé describir, temblaba si se acercaba a mi lugar y mi nerviosismo provocaba que me equivocara, de la taquigrafía ni qué decir, siempre fui fatal, ahora mismo no recuerdo un solo trazo y no sé como hice para aprobar la materia.

Después de un mes de tan enloquecedora tortura, llegué a una conclusión… prefería que me dijeran marimacha. Hice las investigaciones pertinentes y averigüé que aún había lugar en dibujo técnico, así que estaba feliz, con la vida resuelta, lo único que hacía falta era la autorización de mis Papás y listo!! Pan comido murmuré para mi misma… ajá! No sabía la batalla campal que me esperaba!

Cuidé todos los detalles, hasta llevé a la casa un testimonio viviente, mi amiga Claudia, que estaba en dibujo técnico y les contaría a mis padres las maravillas que había aprendido en un mes, todo estaba dispuesto, ya hasta el papelito para firma traía en la mano, entramos a casa y le dije muy sonriente a mi Mamá: “te acuerdas que te dije que la Maestra Sumiko me da miedo? Pues tengo todo arreglado! Me voy a cambiar a dibujo técnico!” mi Mamá borró la sonrisa del rostro, veladamente despachó a Claudia pa’ su casa y me dijo: “que vas a qué?” “a cambiarme a Dibujo Técnico, ya averigüé, aún hay lugar y traigo la hojita para que me la firmes” y sin darme opción a seguir, tomó la hojita, la puso arriba del refri y me dijo: “no.” Bah! Que importa, pensé, más tarde llegará mi Papá, seguro que no me lo niega y me quedé tranquila.

Cuando llegó mi Papá, corrí con el chisme (con una perfecta dosis de drama claro está) y él de inmediato fue a defenderme de mi “injusta” Madre, “la niña no está contenta, si se quiere cambiar y todavía se puede, cuál es el problema”… y la bomba estalló, no recuerdo bien los argumentos de uno y otro sólo que hablaban y hablaban levantando la voz mientras yo esperaba el veredicto, que al final vino de la boca de mi Papá: “te vas a quedar en Taquimecanografía y vas a terminar, la próxima vez que vayas a tomar una decisión a largo plazo, piénsalo mejor” (yo desde luego no sabía ni lo que quería decir “a largo plazo”).

Como buena adolescente dramaqueen fui a mi cuarto y lloré y lloré y lloré y al día siguiente, con la derrota en hombros, acudí a la secundaria y a regañadientes, me presenté de nuevo en el taller, con la Maestra Sumiko, no había opción, así que me apliqué, aprendí todo lo que pude escribí decenas, cientos, miles de páginas (no exagero) aprendí a hacer cartas, oficios, reportes, you name it, I wrote it, y después de 3 años y de muchas curitas en los dedos por las veces que no atiné a la tecla y se me atoró el dedo entre los fierritos, después de muchos papelitos kores que me ayudaron a corregir mis errores y de 3 álbumes que aún conservo, por fin me gradué.

De la Maestra Sumiko les puedo decir que no era tan mala, es más, no era mala en lo absoluto, era una maestra de esas que sabían el balance justo entre firmeza y cariño, que te forzaban tan lejos como podías llegar y luego en la catarsis reconocía tu esfuerzo, es por eso que la recuerdo.

Ahora lo agradezco tanto, ojalá pudieran ver la velocidad con la que mis dedos recorren el teclado, casi sin error, gracias a la maestra Sumiko fui asistente de redacción en un noticiero local a los 16 años y gracias a ella y a mis padres conocí la satisfacción de cumplir con un compromiso asumido, de tomar una decisión y luego, contra viento y marea llevarla hasta su fin, de concretar un objetivo, de saber que una meta cumplida puede ser sinónimo de éxito.

Trato de transmitir esta lección a mi hija y a todos los que me rodean, en twitter, a través de tres convocatorias: #TwitterasAsesinas #TwitterasDesesperadas y aún en marcha #HastaelTwittertienemiedo, iniciativas que buscan crear un foro de expresión para los twitteros de todas las edades y por diversos medios, primero a través de relatos y ahora de podcasts (audios en mp3).

En todas las ocasiones, aproximadamente un 50% de las personas registradas, no termina el proyecto, sé de algunos que empiezan el trabajo y por cualquiera que sea el motivo, no lo terminan, por supuesto hay causas de fuerza mayor que a veces impiden la concreción del proyecto, pero muchas otras, lamentablemente las más, es porque “se echaron para atrás”

Ojalá pudiera transmitirles la emoción de los ganadores de las primeras convocatorias, la satisfacción que expresan la mayoría de los participantes cuando entregan su trabajo, la sorpresa que nos llevamos jurado y organizadores con la calidad, el empeño y el talento del que somos testigos cada vez que uno de los proyectos llega.

Y de nuevo, vendrán las calificaciones y los ganadores y la premiación y estoy segura de que todos los que formen parte de ello, vivirán una experiencia altamente gratificante en más de un sentido.

Gracias Rodrigo por asumir conmigo la responsabilidad de este esfuerzo y entregarte a él en cuerpo y alma, gracias Evielkhon por haber hecho de nuevo derroche de tu talento por el sólo gusto de apoyar, gracias a los patrocinadores, al jurado y sobre todo, mi agradecimiento y reconocimiento a todos los participantes.

En cuanto al resto, me quedan 2 horas para insistir, para presionarlos hasta donde creo que pueden llegar así que seguiré haciéndolo…

Y al dar la media noche, al igual que todos los que hayan hecho su parte, podré decir: misión cumplida y arrancaré junto a ellos la nueva etapa… otra vez, hasta el final!

3 comentarios:

  1. A esto me refiero cuando te digo que me inspiras, me inspiras mucha fuerza de voluntad, integridad y fortaleza, gracias por el mensaje de cada una de las entradas de tu blog. Un abrazo Tania.

    ResponderEliminar
  2. Estupenda analogía de lo que atinadamente llamas... "llevar a cabo", tu reflexión caótica de la misma circunstancia es sintomática de los sinsabores que nos depara la vida, pero esos bemoles son los que al final de nuestra juventud nos hacen reflexionar que estamos vivos y valió la pena incluso hasta equivocarse o no hacerlo.
    Que pena que no hayas podido ser una de las dibujantes del montón, pero, si una taquimecanógrafa de primera línea, es decir, eso ya te sirvió para que aquí esté un servidor apretando teclas contra la computadora comentando tu aventura en: terrenos baldíos, refrigeradores que no lo son( sirven mas de portapapeles), cubreteclados fútiles, maestras inmigrantes y cuartos de torturas o mejor dicho lugar para desasolvar el alma con lagrimas.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Este mundo está hecho no sólo de buenas intenciones, sino de geniales proyectos e ideas magistralmente iniciadas, pero jamás terminadas. Me recuerda un ensayo de Italo Calvino justo sobre el arte de comenzar y acabar.
    Pero más que del terminar, creo que tu escrito de hoy habla de la persistencia y la perseverancia, del continuar de forma disciplinada en pos de una magnífica obsesión (nuestras metas) hasta lograrla.
    Por el simple hecho de ser una persona que termina cosas te has ganado mi más sincero y profundo respeto, porque es algo que parece tan simple, pero que muy pocos logran...

    ResponderEliminar