miércoles, 23 de diciembre de 2009

Reír por convicción...

Los que me conocen, mis amigos, suelen describirme como alguien alegre, bromista y “ocurrente”, alguien con quien reír a carcajada abierta en cada oportunidad, y después de todo no es una percepción equivocada, yo decidí hace mucho, reír por convicción, porque la risa alimenta, estimula, sana y preserva, lo comprendí desde muy joven, la risa es siempre bienvenida, sobre todo cuando nadie la espera.

Mi Padre es un jarocho experto de la risa, cuando el se carcajea todos los demás lo hacen aunque no sepan el motivo, tiene una de esas risas que contagian, jamás cuenta un chiste completo, olvida el inicio, el desarrollo o el final, pero te ríes como loco porque su propia risa le impide continuar, así que podríamos decir que le heredé la risa y más que eso, los motivos para reír. Mi Madre por el contrario creció en una familia no muy expresiva en la que la risa sin duda, no tenía lugar y mucho menos prioridad.

Recuerdo las Navidades de mi más tierna infancia en Veracruz, mi Padre es de cuna humilde así que las casas que nos hospedaban distaban mucho de tener las comodidades de la nuestra en el DF, el baño sin puerta ni cortina…ni regadera! jajaja, la onda era bañarse a jicarazos, había carencias si, pero a nadie le importaban más que a nosotros, y entonces convertíamos todo en una queja, cómo vamos a ir 30 trepados en una camioneta hasta Catemaco?!!, no hay baño en esta playa?!! Trajeron todo para hacer sándwiches menos el pan?!!

En fin, para nosotros todo era una cadena carencia - queja - carencia y para ellos todo era una cadena carencia - risa - carencia, yo de verdad no lo entendía, ¿como podían reír de lo que faltaba?, de lo que salía mal, de lo que según nosotros, estropeaba la Navidad, ¿que clase de Navidad se limitaba a un regalo por niño bajo el árbol? Mi Mamá llevaba más pero mi Papá le había pedido que nos entregara sólo uno porque era lo que todos recibirían, los demás podían esperar al 6 de enero, y entonces, inconformes otra vez, nos resignábamos a abrir un solo regalo.

Llegado el momento de la celebración había, eso si, comida pa’ aventar pa’arriba, desde el guajolote que mi propia tía había despescuezado esa mañana, hasta los chanchamitos, “coman hasta que se lo tienten con el dedo”, decía mi Abuelo, y de nuevo la risa, reíamos tanto! generalmente de las anécdotas de la infancia de mi Papá y sus hermanos, reíamos tanto que daban las 12 y nadie recordaba que era hora de abrir los regalos, ahora mismo, no puedo recordar lo que me regalaron en ninguna de aquellas Navidades, lo que sí recuerdo es que iniciada la celebración ya no éramos ellos y nosotros, éramos todos, la familia, riendo.

Ahora, con frecuencia me quejo un poco en broma, un poco en serio, de las cosas que se han transformado respecto a la Navidad, que se celebran equivocadamente, el materialismo que impera, la falta de fé…y recuerdo con nostalgia aquellas Navidades en Veracruz, mismas que mi Padre ha creído siempre que odiamos y en las que recibí la mejor lección y ahora que lo pienso, el mejor regalo: la risa.

No desdeño el valor de una lágrima, ni la sensibilidad ante lo que pasa a mi alrededor, el conmoverme lo disfruto, las injusticias me llevan a reflexionar y a tomar acciones, el dolor me recuerda que estoy viva y los golpes, que soy fuerte, los fracasos me impulsan a seguir y los errores a aprender.

Esta Navidad en la que mi pequeña familia atraviesa por tantas transiciones, en la que los problemas económicos amenazan nuestra tranquilidad, en la que puedo ofrecerle tan pocas certezas a Luna, he decidido que junto al árbol, además del oso de peluche y el gusanito que pidió, encuentre alivio, calor y refugio en la risa. Es mi intención ponerle todo a mano y luego llorar de alegría cuando la vea reír, reír siempre, reír por convicción.

11 comentarios:

  1. Hace años mi mamá recibía puntualmente su Selecciones de Reader's Digest, así como tú no recuerdas los regalos materiales, nada recuerdo de la revista salvo que en cuanto podía me la robaba para leer dos secciones: La Risa, Remedio Infalible y Gajes del Oficio.
    Las dos me hacían reir, pero el título de la primera es de lo más acertado no para la sección sino para casi todo.
    Celebro que tengamos similar acercamiento a la risa, acaso por eso somos amigos, acaso por eso me cayó tan bien tu papá cuando lo conocí (incluso mucho antes que a ti).
    Un risueño abrazo a todos.

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  2. Gracias, Tania, por recordarnos el carácter sagrado de la risa. Lo más bendito para quienes viven la vida real, poder reír, saber reír. Gozar la risa. Felicidades. Tu escritura revela el lado cotidiano de la sabiduría humana, lo que más cuenta para vivir en paz.

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  3. Definitivamente disfrutar las cosas más simpes y sencillas de la vida nos da el aprendizaje para poder darle el verdadero valor a las cosas que creemos necesitar y por las cuales nos esforzamos tanto dejando de valorar lo que realmente debe importarnos.

    Gracias por mencionarme (sin intención). Me ha gustado mucho tu blog. Felicitaciones.

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  4. Roberto Remes Tello de Meneses23 de diciembre de 2009, 18:34

    :D

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  5. Hoy para mi fue un dia algo dificil, es inconciente, pero siempre en vispera de Nochebuena me pasa lo mismo, pero al leerte puse todo en la perspectiva correcta, y algo que tengo que agradecer es la risa de mis hijos, tan contagiosa, que todo lo demas no importa...Mil Gracias.

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  6. Me hiciste llorar y a la vez reír. Bien decía el Principito que lo esencial es invisible a los ojos.

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  7. De nuevo gracias por escribir.

    Tus palabras y tu historia sobre como la risa puede ser el
    mejor regalo, me hacen reflexionar mucho. Precisamente estas son de las cosas que me hacen buscarle un mejor sentido a la
    Navidad y el Año Nuevo, dos de las fechaa que más apatía me causan desde que tengo aproximadamente 15 o 16 años.

    Por distintas razones mi familia (primos, tíos) está tan poco unida que desde el 2000 no la pasamos juntos.

    No suelo decirselo a mucha gente pero estas fechas ademas de llenarme de apatía, me llenan de tristeza y otros sentimientos más que solo hacen que yo desee qe se pasen tan rapido como sea posible.

    Saludos

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  8. Gracias por recordarnos que para ser felices, reir y sonreir, solo basta quererlor
    un abrazo y los mejores deseos para siempre

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  9. Gracias por compartirnos, contigo recordé los tiempos difíciles de mi niñez, las navidades con mis abuelos y sobre todo que no se necesitan las cosas materiales para ser feliz. Leyendo tu entrada, he decidido que disfrutaré esta navidad a pesar de la incertidumbre con que estamos viviendo, recordando estas palabras de Osho: "El pasado es memoria y el futuro es ilusión", vive el presente aquí y ahora, pues no sabes que pasará mañana. Has todo lo que tengas que hacer con amor y pasión y abandónate en los brazos de Dios, que el cuidará de ti. Dios no quiere hombres perfectos, sino hombres que luchen.
    Un abrazo muy fuerte para Luna, para ti y para tus padres.

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  10. Justamente este tipo de entradas nos recuerda y les recuerda a todos los detractores de estas fechas, cuál es el verdadero sentido de todas estas celebraciones: tener un momento de felicidad.
    La felicidad es la cosa más buscada, pero de aquella que peor retrato hablado se tiene. Solemos confundirla con tanta facilidad, que la buscamos en donde no está y de las formas en las que seguramente no la encontraremos.
    Pero la felicidad está ahí, conviviendo con nosotros de forma cotidiana, detrás de las cosas más sencillas y simples, y no la reconocemos porque esperamos un suceso ultraterrenal que nos anuncie que ha llegado.
    Una de las mejores formas de encontrar la felicidad, es algo tan simple y que no cuesta nada: reír y hacer reír.

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  11. Justamente este tipo de entradas nos recuerda y les recuerda a todos los detractores de estas fechas, cuál es el verdadero sentido de todas estas celebraciones: tener un momento de felicidad.
    La felicidad es la cosa más buscada, pero de aquella que peor retrato hablado se tiene. Solemos confundirla con tanta facilidad, que la buscamos en donde no está y de las formas en las que seguramente no la encontraremos.
    Pero la felicidad está ahí, conviviendo con nosotros de forma cotidiana, detrás de las cosas más sencillas y simples, y no la reconocemos porque esperamos un suceso ultraterrenal que nos anuncie que ha llegado.
    Una de las mejores formas de encontrar la felicidad, es algo tan simple y que no cuesta nada: reír y hacer reír.

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