viernes, 23 de julio de 2010

Por tu culpa…

Papá1

Hoy, por motivos que no me corresponde explicar, recordé un episodio de esos que marcan un antes y un después en tu vida, uno del que no me enorgullezco en lo absoluto y del que por lo mismo evito hablar, lo he evitado por años, hasta hoy y me permito compartirlo casi a modo de confesión.

Contaba yo con apenas dieciseis años, que si bien no sirven como disculpa, sirven si, como contexto, y había conseguido mi primer trabajo, era asistente de redacción para el noticiero de la televisora local, en aquel entonces Canal 6, recibía por tanto ya mi primer sueldo y me sentía muy madura y autosuficiente, no recuerdo el mes, el caso es que como tantas veces durante mi infancia, mi Padre planeó un viaje a Veracruz y para acompañarlos, a regañadientes pedí permiso en mi trabajo y allá fuimos.

Este viaje era diferente, en este momento me es imposible recordar si yo sabía la condición en la que estaba mi abuelo cuando íbamos en camino, sabía si, que estaba enfermo de cáncer pero no en plena conciencia de lo que eso significaba ni del estado en el que esto tenía a mi abuelo Juan… Juan Valladares.

Estuvimos un par de días, mi abuelo estaba solo en cama, la casa de mi Padre en San Andrés Tuxtla, Veracruz, tenía en la parte de abajo un molino de nixtamal que fue el negocio al que mi abuelo había dedicado su vida, había un sótano lleno de luz porque las ventanas daban a una especie de florido barranco y a un lado del molino unas escaleras muy angostitas que llevaban a la casa de mi tía, luego otras que me gustaban por peligrosas, aún más angostas y empinadas que llevaban a la azotea de la casa.

Mi abuelo, decía yo, ya estaba en cama, de vez en cuando bajábamos los nietos a hablarle un poco, él ya no hablaba mucho y a veces no entendíamos lo que decía, caray, tengo tan pocos recuerdos de ese viaje y esos pocos están tan diluidos… me cuesta trabajo describirlos.

Los días de mi permiso se habían agotado, tenía que regresar a mi trabajo y mis Papás no tenían pinta alguna de tomar la decisión de regresar, así que yo como toda reina del drama adolescente, armé un teatro como nunca antes, alegando que contradecían los principios que me habían inculcado, que me habían hecho responsable y que me conminaban a cumplir siempre con mis compromisos, con mis promesas!

Debo haber terminado por convencerlos más por hartazgo que por mis irrisorios argumentos y al fin regresamos, ya me volvía el alma al cuerpo, llegaría a cumplir en tiempo y forma con mis compromisos laborales y eso era lo importante.

El viaje era largo pero más largas eran las caras de mis Papás y mis hermanos. Apenas me dirigieron la palabra y yo hacía un esfuerzo por mantenerme digna. Por fin llegamos a Aguascalientes y al poco rato de estar desempacando, sonó el teléfono… supongo que imaginarán de qué se trataba.

Si, mi abuelo, el abuelo Juan, sabio, culto, divertido, trabajador, encantador, el amadísimo Padre de mi Padre, había fallecido, recuerdo la mirada de mi Madre después de enterarnos de la noticia, mi Papá alistó sus cosas y regresó de inmediato a Veracruz.

Este tipo de escenas uno las imagina como parte de un guión, una tragedia familiar llevada a la pantalla grande, un texto bien planeado que invite a la reflexión y toque el alma, pero no es el caso, no este en particular…

La cabeza se me llenó de hubieras, de que tal sis, de todo lo que estuvo en mis manos de adolescente estúpida y que nada me costaba modificar para que mi Papá acompañase al suyo hasta el último momento, y sin embargo, jamás me lo ha recriminado, nunca hemos tocado el tema, no he recibido de él, el más mínimo reproche.

Mi madre si me lo dijo literalmente, crudo y real como es: “Por tu culpa tu Padre no vió morir a tu Abuelo” ey! deténganse antes de juzgarla, dijo bien.

El caso es que hay que seguir, hay que avanzar, entender que decisiones superfluas pueden marcar momentos eternos, yo aprendí a vivir cargando el peso de lo que hice, o quizás no, quizás dolerá siempre, como duele ahora… saber que cometiste un error que causó mucho daño y que no hay nada que te disculpe.

Yo soy una de las grandes detractoras de la culpa y los culpables, creo firmemente en ver hacia adelante, tengo claro que no existe el olvido como tal, defino al olvido como una forma de reaccionar diferente ante un mismo recuerdo, la vida sin memoria no tendría sentido. Y creo también, que no todo tiene disculpas, que cosas como las que aquí les cuento, si bien deben superarse, deben aceptarse como un error que no podemos cambiar.

Mi Padre, y lo he dicho en tantas otras ocasiones, es un ser lleno de luz, con un espíritu admirable, en definitiva sé que no me guarda rencor alguno, que el amor que me tiene quizás lo haya llevado al punto de perdonar mi inmadurez, mi torpeza. Después de todo, es él el que siempre dice: “El hubiera es el pasado perfecto de me apendejé”.

Así que con todo mi “mirar hacia adelante” con el optimismo del que busco rodearme todo el tiempo, con la firme convicción de desterrar a la culpa, acepto que soy la responsable de que mi Papá no pudiera despedirse del suyo y es preciso que sepa, que lo lamento profundamente.

Papá, perdóname.

17 comentarios:

  1. ¡Ay, Tania, Tania Valladares! Cada entrada de esta blog de Mala Calaña me deja con la carne de gallina y los ojos llenos de dulces lágrimas. Más aún cuando puedo imaginar tu voz leyendo en voz alta cada palabra. ¡Qué valor! ¡Qué belleza! Se escribe, decía mi maestro Otaola, primero que nada para pedir perdón por haber existido; y luego por tanto error o mala interpretación con que se teje la vida, imposible evitarlo. La escritrua, al menos, nos libera de algo, del peso de las palabras. Gracias por el modo como lo vas hace que hace, amiga. Te felicito. Tu escritura no es servil a la literatura ni dócil al periodismo, es auténtica escritura liberada, un gran esfuerzo por ser mejor cada día. Auténtico nuevo humanismo mexicano.

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  2. Inmenso el regalo de experiencia que nos compartes. Justo en el momento de dejar este comentario, suena la canción Georgia on my mind... una canción que suelo escuchar cuando recuerdo a ya sabes quien. Curiosas las coincidencias, ¿no?

    Gran valor el tuyo. No está de más decirlo: Mi admiración y respeto, siempre.

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  3. Wow, Que Coraje El Tuyo De Poder Dejar Esto Abierto Para Todos. Realmente Es Un Punto Decisivo En Tu Vida Y Es Algo Que Llevaras Contigo Siempre, Y Espero Que Lo Sobrelleves Bien.

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  4. De lo único que eres culpable es de sentir culpa. Tanto tú como tu padre tomaron decisiones, afortunadamente fue una despedida, una que no aminoraría el dolor ni de tu padre ni del resto de los tuyos.
    Recibe un abrazo de este total desconocido.

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  5. Tania, precioso documento!!! poco que decir, solo que cada vez escribes mejor, no solo dices lo que sientes sino haces que lo sintamos quienes lo leemos, un beso.

    Roy

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  6. gracias por compartir ese pedacito de tu historia, esa historia que se va escribiendo día a día y con la cual creces como persona. Excelente reflexión que nos sirve para actuar decir TE AMO! 2 palabras que en muchas ocasiones postergamos las personas hacia nuestros seres amados. Un abrazo
    Huitzi

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  7. Wow! Qué bueno que lo escribió, Tania. Le va a hacer bien a usted, a los que lo leemos y quizá hasta al alma de su abuelo.
    Yo no hubiera dejado ue una hija mía me hiciera eso. Con el tiempo he aprendido a apreciar - y cada vez con mayor admiración- a su señor padre. Y claro, a usted también.

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  8. Uff!.. gracias por compartir esto enserio.
    Se que No en nada facil hacer público algo tan personal. Me dejaste sin palabras.
    Casi se me salen las lagrimas pues se vinieron muchos recuedos y momentos encima.
    Un gran abrazo Tania

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  9. Hola Tania, es la primera vez que entro a tu blog y me ha agradado mucho tu coraje y a la vez pena con que cuentas esta historia de vida. La escritura, definitivamente sana y otorga perdones, pues la lea o no su destinatorio, hay un acuse de recibo de ti misma, y un reconocimiento de quienes te leemos.

    Felicidades y saludos!

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  10. Un viaje inolvidable para mí.

    "Sin palabras"....

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  11. Tania gracias por compartir estas experiencias que marcan la vida y por la forma en que lo escribes y lo haces a uno parte, al sentir tus palabras, mi admiración para tu persona y para tu notable oficio de escribir y escribir bien

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  12. Gracias por el relato conmovedor. En mi familia somos 6 hijos: 4 mujeres, yo de varón ...y mi hermano Manuel (el también lo cuenta igual). El es el primogénito varón, recibió todos los reflectores y heredó el nombre de tercera generación. Yo nací en el lugar incómodo: entre el primer varón y la niña chiquita. Crecí a la sombra de mi hermano, usando sus "gallos", tanto de ropa, como de juguetes: bicicletas ya muy deterioradas, patines desvencijados, etc. Me tuve que convertir en destacado deportista, para hacerme notar en la familia..y aún así, él, con mover un dedo, continuaba llevándose las palmas. Cuando muere mi padre, en mayo del 2004, mi hermano tiene que acudír a un compromiso de trabajo a Tijuana, B.C. No vió morír al viejo y yo sí lo acompañé en su último aliento. No sabes como se dá de topes por haber antepuesto su deber a su sentír. HOY TUVE TIEMPO DE LEERTE. Recibe un beso Tania.

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  13. Tú quieres que escriba esto y lo voy a escribir:

    HICISTE BIEN

    Entiendo el punto de vista en general de tus familiares aunque me mete ruido que tu papá no fuese solo a Veracruz o al menos con la gente que hubiese querido ir por tiempo indefinido.

    Eso no cambia para nada mi visión del asunto.

    HICISTE BIEN

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  14. Mi querida, doña, ¿será que algún día leeré una entrada en su blog que no me deje nada? La verdad, lo dudo y doy gracias por ello

    Yo qué puedo decirle de la vida o las decisiones que ha tomado si en realidad ni siquiera he vivido.

    Lo único que puedo decirle es que deseo profundamente de corazón, que cuando sea mayor, cada palabra que he leído de usted, cada experiencia que ha compartido, me ayude a ser una mejor persona.

    Todos lastimamos a los que queremos sin querer, pero es de valientes aceptarlo y pedir disculpas por eso.

    Saludoxxx

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  15. Tania, te felicito y reconozco tu entereza. Una amiga muy querida se ponía a solas a pensar y yo le preguntaba en qué. "en las cosas que dan pena", en aquellas cosas propias, de errores o circunstancias que habían ocurrido de alguna manera, pero le hubiera gustado que fuera de otra. creo que no para juzgar, sino para seguir siendo humana. te sigo, de lejitos quizá, pero admiro tu franqueza, tu soltura

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  16. La culpa... La culpa es una de esas cosas, de esas situaciones con las que el hombre lleva una relación sadomasoquista. Todo mundo quiere evitarla, al grado de buscar descargarla en todo, menos en sí mismos, pero a la vez, es algo que todo mundo tiene y en lo que a veces pareciera que se regocija. Pareciera que todo mundo disfruta dándose un chapuzón en el caldo de sus propias culpas.
    Al final, miro su experiencia como una gran lección, complicada, pero muy válida. ¿Qué habría perdido, qué no habría aprendido, qué no habría reflexionado, qué no hubiera madurado y crecido como persona de haber sido las cosas no así, sino de otra forma?
    Como sea, hay un elemento que me gusta mucho, el de un espíritu íntegro y luminoso que puede perdonar algo tan fuerte con base en el amor.

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  17. Comadre:

    Cada dia me sorprende uste' con sus historias... Esta en particular me parece muy "fuerte" en el sentido propio del "sentimiento de culpa" pero grande fue la sabiduría de tu padre al entender tus motivos y respetar tus decisiones (que coincido en que hiciste lo correcto).

    Estas son las cosas que nos hacen crecer y madurar, son los errores los que siempre nos enseñan algo y los que nos van forjando el carácter.

    Para mi es un placer conocerte personalmente en persona, pero también lo es irte conociendo cachito a cachito en cada post!

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