domingo, 28 de marzo de 2010

Amar así...





Llego exhausta de uno de esos eventos deportivo-familiares, que los colegios realizan cada año con el objetivo de promover la integración y recaudar fondos para… para… para lo que sea que necesiten recaudar fondos, luego de cobrar esas mensualidades.

He de confesar que asistí a regañadientes, como cada año, no soy lo que se dice, alguien que brille en sociedad, pero la emoción de mi hija por la promesa de su Maestra de que los que llegaran puntuales recibirían un aplauso, me desarmó, y allá fui…

Durante la tradicional tabla gimnástica con aritos y pompones, aplaudí rítmicamente de acuerdo a la música en turno por no desencajar y en las primeras competencias me dediqué a criticar a las Mamás y Papás desgañitándose: ESE ES MI HIJOOOOO!!!! y a observar las actitudes de los pequeños, unos ocultando su vergüenza mientras volteaban para otro lado y otros, los más entusiastas, saludando efusivos a sus progenitores.

El turno llegó por fin al grupo de mi hija y en el cerrado final de la competencia me descubrí a mi misma gritando como loca “ESA ES MI HIJAAAAA!!!!” al evento deportivo le sucedieron otras actividades y poco a poco, sin remedio, terminé por integrarme, desde repetir el grito de “ESA ES MI HIJAAAA!!” cuando brincaba en unas ligas, hasta sostener la paleta de colores que usaba para pintar a Bambi y ensuciarme de barro al asistirla en una escultural creación perruna.

De vuelta a casa, ella dormía en el asiento trasero, aún con rastros de maquillaje de batichica, y yo pensaba en que el amor a los hijos se da de forma tan natural, que a veces olvidamos que está ahí, suena radical, pero es así, porque una cosa es que exista y otra que sepamos darlo, estas ideas arcaicas “desde luego que sabe que lo quiero, es mi hijo” prevalecen en muchos de nosotros. Hay tantas cosas que nos distraen del dar amor, el simple día a día, las presiones económicas, la propia educación, que muchas veces nos perdemos en el “tiene todo lo que necesita” y no hemos brindado unos minutos de nuestro tiempo a abrazarlos en total tranquilidad contra nuestro pecho y acariciar su pelo mientras les decimos: te amo.

Esto, como toda reflexión, resume conclusiones a las que es fácil llegar si se tienen dos gramos de seso y uno de sensatez, ahora que hacerlo, es otro tema.

Mientras escribo estas líneas, no puedo dejar de pensar en todas las veces que no he estado cuando mi hija me necesita, en que su llanto no me ha conmovido ni he dejado que su risa me arrastre a un mejor ánimo, la de cuentos que no le he contado, los abrazos que no le he dado y lo cobarde que he sido cuando aún mientras duerme y memorizo su carita, o acaricio su pelo y le beso la frente, descubriéndola pequeña e indefensa entre mis brazos, la rutina del día siguiente me arranca de nuevo de ese estado y no hago nada para volver a él.

He fallado sí y no importa cuánto aprenda cada día, cuánto trate, lo que haga no será comparable a lo que siento por ella: amor eterno e incondicional.

Y la vida se me irá en seguir tratando de que sepa cuánto la amo, es mi deseo que un día a pesar de que las veces que acerté sean para ella tan evidentes como mis errores, ella lo entienda y una mirada baste para decirle todo lo que hasta ahora no he sabido transmitirle.

Hoy, cuando su perrito de barro se cayó al pasto y se hizo pedazos, la abracé para evitar que llorara, recogimos los pedacitos y regresamos al puesto donde lo hizo para reconstruirlo, mientras yo trataba desesperadamente de volverlo a su forma original me miró con una sonrisita que no voy a olvidar, le sonreí yo de regreso y de camino al coche con el maltrecho perro y las manos de las dos llenas de barro me dijo: yo también te quiero.

“Ser Mamá es aceptar que tu corazón caminará por siempre fuera de tu cuerpo.” Elizabeth Stone.

7 comentarios:

  1. No tengo hijos, no sé si los tendré, muero por hacerlo... y al escribir este comentario me encuentro un poco como tú, dándome cuenta de todo lo que me he perdido; y ahora me abro por completo y reconozco que me duele no tener ese pequeño ser quitatiempo y regalador de sonrisas, de lágrimas involuntarias, de amor incondicional.

    ¿Te puedo decir algo? Se tienen una a la otra, tan cómplices, tan iguales, tan diferentes, tan maravillosamente juntas. Pero no por eso tge detengas, ni te permitas la genial sensación de, trás una tarde terrible de trabajo, llegar a casa y chance tener que tirarte de panza para escucharla contar algo.

    Alguna vez escribí de la maravillosa sensación de recuperar la capacidad de asombro. Hoy la encontraste. ¡no la pierdas nuevamente!

    Y Felicidades totales por ese triunfo de esa, la que es tu HIJAAAAAA y te ahce gritar igual que las otras, pero a ti te despierta el compartirlo.

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  2. A veces el ritmo de la vida nos absorbe de tal forma que nos perdemos momentos importantes en nuestra vida, es hermoso saber que aun conservas la sensibilidad para descubrir los momentos inolvidables y aun mas puedas plasmarlos para que nos sirvan de reflexión, que bien que disfrutas de esos momentos en compañia de tu hija, al final del dia sabremos que esos pequeños detalles son los mas importantes.

    Gracias x tu amistad, gracias por esa sensibilidad y gracias por compartir con nosotros.

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  3. gran post, cuando en un futuro ella lo lea, se dará cuenta de algo que ya sabe, tiene una gran madre que la adora y que lo da a notar en cada cosa que hace

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  4. Disculpa la intromisión, la verdad no se quien eres y no estoy muy seguro de como llegué aqui, sin embargo después de leer con mucha atención este texto, me doy cuenta de que compartimos dos cosas: 1.- El ser padres. 2.- El olvidar por momentos lo maravilloso que es serlo. Dios te bendiga por compartir esta hermosa anécdota con tu hija, nunca sabe uno lo bien que puede hacer a otros el compartir lo que sale del corazón. Gracias.

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  5. tengo una hija de 10 q lamentablemente no vive conmigo, ni pude convivir como yo quisiera por cuestiones de cortes y demas argucias de su sovietica mama (iba a decir madre, pero me sono muy agresivo, mejor nop)
    cada q veo a algun padre o madre renegando de q sus hijos les den lata me miro a mi , a mi situacion y veo como no apreciamos lo q tenemos hasta q en si nos hace falta.
    Tania muy bonito relato.

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  6. Caray Tania, me encantan tus relatos!

    Esa forma tan fresca, chistosa, sentimental, divertida... etcétera, siempre me hacen sentir alegría, tristeza, felicidad y hasta nudos en la garganta en un solo relato.

    Aún no tengoa bendición de ser padre pero se que cuando tenga hijos los amaré con toda el alma.

    No sé cómo puede haber hombres qe abandonen a sus mujeres e hijos. El saber que en casa hay una esposa e hijos esperando anciosos tu regreso para decirte "te amo" y saber cómo te fue, sin el más grande motivo para volver a casa con una sonrisa aunque nuestro día haya sido el peor en el trabajo.

    Saludos

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  7. Esto que mencionas, quizá es mucho más emotivo e intenso con un hijo, pero desde mi punto de vista pasa no sólo con ellos, sino con todas aquellas personas que amamos. Nos pasa al revés, como hijos hacía los padres, nos pasa con los amigos más queridos, incluso creo que es una de las principales causas de que las relaciones entre pareja se vayan erosionando poco a poco hasta llegar a fracturas fundamentales.
    Es una lucha constante contra lo peor que puede pasarle a un ser humano desde mi perspectiva: dejarse sumir en la cotidianeidad. Una lucha contra ese monstruo mítico representado perfectamente por la Medusa, porque eso es lo que hace con nosotros la cotidianeidad, nos petrifica. Ya una vez había yo comentado lo mismo en un post anterior.
    El paso del tiempo hace que vayamos dando por sentado que las cosas son, y que las demás personas lo saben y lo tienen claro, pero siempre debemos encontrar formas de mostrar y demostrar cuánto nos importan aquellos a quienes adoramos.

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